Perfiles urbanos
Figura de la historia deportiva

Una gloria del fútbol, que pasa sus días de periodista casi como un canillita

El “uruguayo” Hugo Nelson Lacava Schell recuerda sus tiempos en el fútbol, el viejo Temperley que hizo historia y vive sus días tranquilo en la capital chaqueña.

El correr de los días en la ciudad de Resistencia, suele ser ingrato con figuras de gran relevancia o con grandes historias en sus espaldas. Parece ser el caso de Hugo Nelson Lacava Schell, que fue un histórico futbolista uruguayo nacionalizado argentino, que desarrolló la mayoría de su carrera en Argentina, jugando de centrocampista y donde tuvo su primer y más importante club: Boca Juniors.

En sus cuatro temporadas en el club de la Rivera, el “uruguayo” supo meterse en el corazón de los hinchas de un club donde realmente es difícil destacarse. Allí, fueron sus primeros pasos en el fútbol argentino, donde terminó viviendo casi toda su carrera deportiva. Con pasos por Temperley, Santamarina de Tandil, Arsenal de Sarandí, Quilmes, Lanús, Chaco For Ever (donde parece haberse enamorado de Resistencia y algo más…), Douglas Haig, Talleres de Remedios de Escalada y finalmente en Sarmiento de Junín, donde se retiró del fútbol profesional.

En el medio de toda esa carrera, Universidad Católica de Chile también lo pudo disfrutar por una temporada de su velocidad y picardía para jugar en el mediocampo de la cancha, haciendo de las suyas para hacer jugar a su equipo. “¿No sabes todos los jugadores que enfrenté? La verdad tengo recuerdo de todos, porque lo hacen crecer a uno como deportista y como persona”, así arrancan muchas de las conversaciones sobre fútbol del “uruguayo”.

El propio “flaco” Lacava Schell destaca por ejemplo en toda su carrera, el gran Temperley de 1982, que logró un histórico ascenso y convirtió también en un equipo revelación en Primera. Dirigido por Carlos Pachamé y luego Humberto Zucarelli, el Gasolero del sur compitió de igual a igual con los grandes, destacándose el “Mudo” Cassé, Juan Carlos Piris y Néstor Scotta, entre otros, junto al “uruguayo”.

“Ese Temperley corporizó un ADN particular, de pelearle al destino, con tantas ganas como sueños”. En 1975 fue la revelación del torneo nacional. Un par de temporadas más tarde, como si aquello hubiese sido apenas un espejismo, llegó el descenso a la Primera B, un torneo duro, que no lo tuvo como protagonista en las ediciones que fueron desde 1978 a 1981. En 1982 llegaron tiempos de renovación y surgió la posibilidad de conformar un cuadro con pretensiones, como lo detallaba la revista Goles en un análisis previo: “El año pasado Temperley estuvo en zona de descenso hasta las últimas fechas. Para el ’82 se propusieron cambiar los aires y buscar la punta”.

Una de las incorporaciones fue justamente Hugo Nelson Lacava Schell, el habilidoso volante nacido en Uruguay y que debutó en primera en Boca Juniors, tras hacer las inferiores allí. En 1981 se lució con la camiseta de Quilmes, donde consiguió el ascenso. Sin embargo, se quedó en la B para jugar en Temperley, tal como lo recuerda: “Al comienzo del ’82 empecé a entrenarme en Banfield, donde el técnico era Héctor el Bambino Veira, pero a los pocos días me vinieron a buscar de Temperley, porque querían armar un equipo competitivo. Yo tenía el pase en mi poder y me fui para allá. En la primera reunión arreglamos todo, algo poco usual. Fue decisivo Juan Carlos Merlo, una gran persona, que era el entrenador”.

El comienzo fue más que aceptable, pero de a poco los buenos resultados los abandonaron y la crisis se hizo presente en la porción celeste del sur. Como ocurre siempre, se produjo un cambio de director técnico: “A pocas fechas de terminar la primera rueda llegó Carlos Pachamé, con su hermano como profe y el Flaco Zuccarelli como ayudante de campo. Ahí se armó definitivamente la banda con la que ascendimos, donde Pacha tuvo mucho que ver porque unió al grupo, con los fundamentos sólidos y los códigos bien entendidos de la escuela de Estudiantes. Eso generó que tuviéramos un plantel que se fue haciendo fuerte ante la adversidad, creyendo cada vez más en nosotros, con un detalle que no se debe pasar por alto: cobrábamos cada cinco meses”.

En algún momento la clasificación al octogonal parecía alejarse del horizonte, pero gracias a la convicción de los futbolistas, las cosas se encaminaron, con la fortaleza grupal como puntal, como lo recuerda Lacava Schell: “Era un plantel fenomenal con el Mudito Cassé, el Cabezón Piris, Hugo Issa, el recordado Néstor Tola Scotta, Mario Finaroli, Massotto, el paraguayo Villalba, Aguilar, el flaco Dabrowski, etc. Eran unos tipazos. Me emociono al recordarlo, porque es una historia muy linda, donde hubo un gran sacrificio”.

La competencia fue muy pareja y cerrada hasta el final. La rememora: “La clasificación la obtuvimos en la última fecha en la cancha de Deportivo Morón, con quien empatamos cero a cero. Necesitábamos un punto y lo conseguimos con el corazón en la boca (risas). El primer objetivo estaba logrado, que era entrar al octogonal, pero allí los candidatos lógicos eran tres: Gimnasia, Chacarita y Atlanta”.

Fue un torneo de Primera B inolvidable por la presencia de San Lorenzo, que reventó todas las canchas con una inmensa cantidad de seguidores y fue el justo campeón. El segundo ascenso se definiría en un reducido de inmensa paridad, como lo evoca Lacava Schell: “En los cuartos de final eliminamos al Chacarita de Federico Pizarro, que era un gran equipo con un joven Luis Islas en el arco, Borrelli, Abramovich, Ciccarello, Echaniz, etc. Ganamos en nuestra cancha el partido de ida 1-0 y la revancha no terminó por incidentes. Chaca hizo de local en Argentinos por tener la cancha suspendida y allí fue agredido el árbitro Aníbal Hay. Nosotros teníamos la ventaja de un técnico como Pachamé, que nos preparó especialmente para los partidos finales”.

El Gasolero del sur seguía incrementando su sueño. Ya estaba en semifinales, donde lo esperaba otro rival de sumo cuidado: Gimnasia. Lacava Schell sonríe: “Hicimos de local en Huracán por la cantidad de gente que nos seguía. La final fue tan larga que comenzó el martes 21 de diciembre y terminó en las primeras horas del 22. Tuvo de todo: 90 minutos, 30 de alargue, penales errados, expulsados y la interminable definición por penales. El recordado Mudo Cassé le atajó el número 26 a Hrabina. Algunos patearon dos veces porque nadie erraba, una cosa de locos (risas). Entre los que nos tocó el control antidóping estábamos con el ruso Hrabina. Quedamos solos nosotros dos y lo vi tan mal, porque se sentía el absoluto responsable de la derrota de Atlanta, que comenzamos a hablar y nos hicimos compinches. Pese a que tenía una gran alegría, me puse en su lugar y me quedé acompañándolo. Después nos fuimos a la cancha de Temperley y fue una fiesta maravillosa. La gente estaba emocionada por volver a Primera”.

El comienzo de 1983 lo encontró a Temperley pletórico por el regreso a primera, pero a sus dirigentes con una tarea importante por delante: Carlos Pachamé dejó el cargo, ya que era inminente la asunción de Carlos Bilardo en la selección argentina y se lo llevaba para ser su ayudante de campo y entrenador de los juveniles. Era el momento de una decisión clave que rememora Lacava Schell sobre Zuccarelli: “Lo llamaron para comunicarle que se quedaba a cargo del equipo. Para todos fue un reconocimiento y una gran oportunidad. Nos dijo que se tenía fe y confiaba ciegamente en el plantel, que era prácticamente el mismo, porque los directivos fueron claritos, al decirle que por la situación económica no se podían hacer muchas incorporaciones”.

Para Lacava Schell, además retornar al fútbol de los domingos era trascendente: “Nunca me voy a olvidar que fue muy importante aquel torneo Nacional 1983, porque significaba el regreso de Temperley a primera. Pasamos la primera fase de grupos y en la segunda nos toca enfrentar nada menos que a Independiente en Avellaneda, que llevaba un invicto de 20 partidos oficiales. Era un equipazo y la formación me quedó grabada en la memoria: Goyén; Clausen, Villaverde, Trossero, Enrique; Giusti, Marangoni, Bochini, Burruchaga; Gabriel Calderón y Morete. Fue una noche inolvidable, donde nos acompañó mucha gente y ganamos 2-1 con un gol de cabeza de Marcelo Aldape. En el segundo tiempo estuvimos colgados del travesaño, ayudando a Cassé, que fue la gran figura y le atajó un penal a Trossero. Cuando terminó, le pedí la camiseta a Bochini. Me dijo que sí, lo acompañé hasta el túnel, bajamos unos cinco escalones y me la dio. Entonces le dije: ¿No querés la mía? A lo que me respondió: “No, vos andá nomás”. Claro, no iba a querer una mía (risas)”.

La magia celeste del sur seguía adelante. En esa segunda fase de grupos, derrotó a un muy buen Vélez dirigido por Juan Carlos Lorenzo: “En cancha de Banfield les ganamos 3-1 en una gran actuación. Para ellos jugaban Carlos Bianchi, Carlos Ischia, Alonso, Neri Pumpido, Cuciuffo, Comas. Un cuadrazo, pero nos teníamos una confianza inmensa”, evoca Lacava Schell. En octavos de final dejó en el camino a Platense y en los cuartos a Central, con una inolvidable victoria en Rosario 1-0 con gol de Marcelo Aldape y una nueva aparición de las manos mágicas de Cassé, al detener un penal. Ya estaban entre los cuatro mejores y en las semifinales esperaba Estudiantes: “Ellos venían de ser campeones con Bilardo como técnico en el torneo anterior. Ahora los dirigía Eduardo Manera, y eran durísimos. Estaban Camino, el querido Tata Brown, Russo, Ponce, Sabella, Trobbiani. Empatamos en La Plata 1-1 y se dio el mismo resultado en cancha de Banfield. Fuimos al alargue y allí nos metieron dos goles. Luego fueron campeones ante Independiente”.

Ese conjunto quedó grabado a fuego en el “uruguayo” Lacava Schell, siendo el equipo que más recuerdos le trae hoy en día, que reside en la ciudad de Resistencia, donde además de haberse desempeñado como director técnico de varios equipos provinciales, también desarrolla su actividad como locutor radial, periodista deportivo y conductor de televisión, aunque a veces se lo podría confundir tranquilamente con un canillita por la calle, ya que transita el día a día con una bicicleta por las calles, sin que muchos reparen en su historia y galardones en el fútbol argentino.

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