El arte, en este rincón chaqueño, gana el valor de una declaración política y social. El mural busca convertir un espacio de seguridad en un lugar de reflexión histórica y cultural, rindiendo homenaje a las víctimas de la masacre de 1924, que enlutó a las comunidades Qom, Moqoit y Vilela.

La subcomisaria Carolina Maidana, al frente de la comisaría local, movió las piezas: solicitó a sus superiores permiso para pintar, en plena delegación policial, una obra sobre la memoria indígena. Un gesto potente para quienes siempre han sentido que el Estado les dio la espalda.

En el acto participaron representantes de los pueblos Qom y Moqoit, vecinos, referentes y líderes de la comunidad indígena, y figuras institucionales: el director zonal comisario Juan Carlos Kowalsky, el jefe de departamento del 911, comisario Ramón Zarza, el intendente de la localidad Mateo Vucko, la primera directora indígena Susana Gómez, integrantes de Renacer Napa alpi y Memorial Napa alpi, el pastor Héctor Sánchez, y representantes de los pueblos Mocoví y Qom, como Héctor José y Victorio Ramírez.

El acto no fue solo formal, sino también cultural. La ceremonia incluyó la participación de grupos artísticos locales como Cande y Teo Luna, Renacer de la Cultura y Lquiyacte Nam Qom, que con música y danza celebraron la herencia cultural indígena.

Este mural, que combina el dolor y el renacimiento, se levanta como recordatorio de que la memoria, la justicia y la verdad son esenciales para sanar y proyectar un futuro de esperanza.

"Es un mural que grita y canta"

La responsable del arte es Fiorella Anahí Gómez, mujer Qom. Su mural no sólo embellece una pared: es imagen, canción y denuncia. "Este mural es la voz que el tiempo no pudo callar.

Es la mañana del 19 de julio de 1924, cuando la tierra lloró la sangre de los pueblos Qom, Moqoit y Vilela en la masacre de Napalpí. Por todo esto, esta obra es canto, es grito, es renacer. Es la certeza de que mientras haya memoria, habrá justicia, habrá verdad, habrá vida", declaró Gómez en la emotiva ceremonia inaugural.

La masacre de Napalpí, perpetrada hace más de cien años, sigue pesando como una pesada piedra sobre la historia chaqueña. Por eso, que la policía local abra paso a la memoria, no es cualquier cosa. Es principio de reparación sobre heridas que aún sangran.

La obra también hace referencia a la justicia, incorporando la figura de Salustiano Romualdo, nieto de sobrevivientes y testigo clave en el histórico juicio de 2022 que condenó la masacre como un delito de lesa humanidad.

Anahí es una artista de la Nación Qom, de Colonia Aborigen Lote 38, Argentina. Nieta de sobrevivientes de la masacre de Napalpí, utiliza la pintura y el canto para preservar la memoria de su comunidad y dar voz a quienes fueron silenciados en 1924. A través de sus obras, captura el espíritu, las luchas y las emociones de su tierra, manteniendo viva la cultura de su pueblo.

Vale recordar también que, a principios de 2025, el Museo Nacional de Bellas Artes de Chile tuvo en exhibición la exposición: "Yo empecé a pintar cuando mi abuelita empezó a perder la memoria"; que reúne obras de la artista de la nación Qom y de Camila Barcellone y Paola Ferraris, quienes realizaron un ejercicio de memoria en el contexto de los 100 años de la Masacre de Napalpí, con la curaduría afectiva de Kekena Corvalán.

La exposición se enmarcó en una línea programática del Museo, asociada a una mirada de valoración a los Derechos Humanos y como un proyecto que constituye un momento de reflexión sobre las historias de memorias de nuestra región y territorios, de sus comunidades y sus pueblos originarios.

La muestra trae a la memoria activa un violento capítulo de la Argentina, recuperado para su trascendencia y transmisión a las futuras generaciones.

Mediante diversas obras desplegadas desde relatos en primera persona que interrogan los recuerdos, a través del dibujo y la pintura se indagan las memorias de la Nación Qom en una secuencia de propulsión del recuerdo, trasladado a la expresión artística de Fiorella Anahí Gómez perteneciente a la comunidad.

"Nuestro trabajo es sin distinción política ni religión"

La subcomisaria Maidana cerró el acto con firmeza y humildad: "Para mí es un gran aporte desde la Institución, el respeto y reconstrucción de la identidad y memoria. Desde Jefatura de la Policía del Chaco se viene trabajando para crear y fortalecer lazos entre la policía y la comunidad".

En sus palabras, la titular de la comisaría insistió en su compromiso: "Mi trabajo se lleva a cabo sin distinción política ni religión, sino en equipo. Estoy muy agradecida con la comunidad y con todas las instituciones, con quienes trabajamos de manera articulada por un bien común: el bienestar y la paz social".

En Colonia Aborigen, un mural ya no es una decoración. Es una señal de respeto, una puerta abierta a la memoria colectiva y la esperanza de un futuro distinto. La pared, de ahora en más, tiene la última palabra.