Perfiles urbanos
Presentación de un libro

Un investigador describe la singular obra marista con los wichí de la provincia

La reconocida científica Mariana Giordano y el investigador Raúl Eduardo González, realizaron la presentación el lunes 6 en la Feria Iberoamericana del Libro.
En su libro, Raúl González estudió a la comunidad religiosa de Misión Nueva Pompeya.
La ilustración registra una celebración religiosa en Misión Nueva Pompeya durante 2021.
La obra que se presentó el lunes fue editada por editorial Contexto.
El investigador del Conicet, Raúl Eduardo González presentó su libro "La interculturalidad como utopía comunitaria: la misión marista en Nueva Pompeya".

El investigador del Instituto de Investigaciones Geohistóricas, del Conicet, Raúl Eduardo González presentó su libro "La interculturalidad como utopía comunitaria: la misión marista en Nueva Pompeya", y la reconocida científica Mariana Giordano guió una conversación que ayudó a conocer en qué consiste la obra editada por editorial Contexto.

Giordano introdujo un interrogante sobre un aspecto central del libro: el concepto de inculturación. "Se habla de aculturación, de transculturación, pero ¿qué significa inculturación?", le preguntó al autor. González explicó que el término aparece en los documentos congregacionales maristas y remite a una categoría propia de la Iglesia posterior al Concilio Vaticano II.

"Básicamente fue la forma en que la Iglesia comenzó a replantearse su acercamiento a las comunidades indígenas y, en general, a los pueblos con una marcada identidad étnica", introdujo.

"Después del Concilio Vaticano II, se reconoce que durante siglos la evangelización había sido un proceso vertical y se propone un cambio: no imponer categorías religiosas ni considerar demoníacas las creencias previas, sino insertarse a partir de lo que ya existe en el bagaje sociorreligioso de esos pueblos", describió.

El investigador detalló que la idea teórica de inculturación se adoptó entre los hermanos maristas y los religiosos, aunque dentro de la congregación aclaró que también participaban numerosos laicos, lo que añadía complejidad a la comunidad. "Ellos manejaban esa categoría teórica y te la explicaban", comentó.

Sin embargo, con el tiempo, muchos de esos integrantes comenzaron a preferir la noción de interculturalidad, una palabra que -según González- les resultaba más adecuada para expresar sus propósitos. "Decían que les permitía insertarse mejor en el horizonte histórico del Chaco y reflejar lo que realmente buscaban hacer", precisó.

En ese sentido, sostuvo que los maristas planteaban una nueva etapa dentro de la Iglesia católica, orientada a acercarse a las comunidades indígenas desde otro lugar. "Ya no desde la evangelización entendida como imposición, ni con la catequesis como único norte, sino partiendo de lo que los pueblos originarios ya tenían como bagaje previo de fe y de saberes".

Experiencias completamente nuevas y admitiendo errores

González se refirió a otros rasgos: "Los colegios Champagnat, que son los colegios maristas en el país, se orientaban a sectores altos, por lo que impulsar una misión en un territorio distante de los centros urbanos representó un aprendizaje completamente nuevo. Ningún hermano, por más formación religiosa que tuviera, tenía experiencia".

Además, buscaron acercarse "no desde una evangelización vertical ni desde una inserción política como la de la Teología de la Liberación". Una primera etapa estuvo marcada por fuertes tensiones internas en las que por ejemplo se prohibió hablar en wichí, y en los 90 una segunda etapa incorporó la idea de interculturalidad, intentando construir algo nuevo con lo que ya existía, admitiendo errores propios".

La lengua explica una apertura a lo evangélico antes que a lo católico

Raúl González profundizó sobre la relación entre lenguaje, silencio y poder: "Cuando hablo del lenguaje, incorporo el silencio y las expresiones corporales en una congregación religiosa que también tiene la posibilidad de ejercer una política del idioma".

El autor señaló que, a diferencia de los movimientos evangélicos, el catolicismo históricamente no se interesó por las lenguas indígenas. "En general se evangelizaba solo en castellano, sin aprenderlas. En cambio, los movimientos evangélicos otorgaron una importancia central al habla, a la traducción de la Biblia y al uso de las lenguas nativas. Por eso muchos pueblos indígenas se identificaron más con ellos", explicó.

En ese contexto, destacó el carácter innovador del trabajo de los hermanos maristas con las comunidades wichí. "Me parecía muy original que acompañaran con el silencio, que aprendieran a adaptarse a él", relató.

Según contó, los religiosos narraban que al principio les resultaba difícil: llegaban a una casa sin decir por qué, compartían la comida o permanecían largas horas en silencio. No se trataba de hablar, sino de estar".

El autor narró también que, en jornadas con jóvenes wichí, el coordinador marista alentaba a que hablaran en su lengua. "A diferencia de otras instituciones donde se impone el castellano, se elegía no entender. Me decía: "A veces pienso que se están riendo de mí", y yo le respondía: "Sí, seguro que sí". Pero lo importante era que hablaban en wichí", comentó.

Esa misma política del lenguaje, observó González, se extendía a la radio comunitaria, donde se rezaba el rosario, el Ave María y el Padre Nuestro y se leía el Evangelio en esa lengua originaria. "La radio se convirtió en un espacio de difusión y revitalización del habla. Me parecía una política lingüística original, profundamente significativa", concluyó.

Giordano: "Es un tránsito creativo hacia los estudios antropológicos”

Durante la presentación del nuevo libro, la investigadora Mariana Giordano destacó la trayectoria académica y el cruce de saberes que confluyen en las páginas. "Raúl es licenciado y doctor en Letras por la Universidad Nacional del Nordeste y magíster en Antropología Social por Flacso", recordó.

Además, es investigador adjunto en el Instituto de Investigaciones Geohistóricas de la UNNE y Conicet. "Los títulos dan cuenta de las miradas que se entrelazan. Su formación como lingüista y su prolongada práctica de investigación se combinan con un tránsito creativo hacia los estudios antropológicos", resumió.

González "tiene un espíritu de etnógrafo y un oído de lingüista", dijo Giordano tomando el prólogo de César Ceriani, sobre un libro que aborda los procesos de misionalización de los hermanos maristas en la comunidad wichí de Misión Nueva Pompeya.

Aunque su trabajo de campo se desarrolló durante la pandemia, el autor "atiende también a la densidad histórica de los procesos" al analizar la instalación de los maristas en 1979 y, al recuperar antecedentes de evangelización ocurridos en la misma localidad a lo largo del siglo XX, que confluyen en la problemática central de su investigación.

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