Panorama Político Chaqueño
Política semanal

Sin medicamentos, insumos ni equipamiento, el sistema de salud del Chaco se cae a pedazos

En alerta. Jorge Capitanich comienza a inquietarse por la falta de acciones que mejoren al frágil sistema de salud del Chaco. (Dibujo: NOVA)

Parece haberse terminado el período de carencia que tuvo esta gestión provincial tras asumir el pasado 10 de diciembre. Tras 45 días de tranquilidad y de recibir los reclamos de los distintos sectores, la paciencia de los profesionales del Ministerio de Salud de la provincia se acabó y comenzaron a ventilar la real situación de un sistema que se cae a pedazos y que se encuentra muy, pero muy lejos de brindar un servicio aunque sea mínimo o austero. A pesar de que este panorama se repite en casi la mayoría de los centros asistenciales estatales a lo largo y ancho del Chaco, la situación más compleja y difícil se vive en el hospital Julio C. Perrando, el nodo de mayor complejidad donde se atienden miles de chaqueños y de otras provincias mensualmente.

Ya se han vuelto postales clásicas de un día común la atención de cientos de pacientes que reciben tratamiento acostados en los pisos de la guardia de urgencias, así como el mal funcionamiento de los equipos de Rayos X, tomografías y demás equipamiento para diagnosticar todo tipo de enfermedades. Ni hablar de la falta de insumos de todo tipo, así como la precaria situación de neonatología, terapia intensiva y quirófanos, lo que provoca, entre otras cosas, la postergación de más de 450 cirugías que ya estaban programadas. Todo esto genera un cóctel mortal, ya que por la falta de recursos materiales, personal suficiente, medicamentos básicos y para patologías graves muchos pacientes estarían pasando a mejor vida.

Sencillamente el hospital Perrando se encuentra en ruinas y el personal trabaja recargado, con sueldos precarizados o becas en negro. No funcionan los ascensores, aires acondicionados, no hay ventiladores y los pacientes deben soportar de manera inhumana las altas temperaturas que azotan al Chaco. A esto se le suma el pésimo estado de la flota de ambulancias de la Salud Pública, que no solo en Resistencia está muy deteriorado sino que también en los poblados más alejados continúa siendo uno de los principales factores que provocan una lenta atención de pacientes y que luego derivaría en el empeoramiento de los diagnósticos y fallecimientos.

Este preocupante tema se ha constituido en una de las prioridades del gobernador Jorge Capitanich, aunque parece no recibir respuestas contundentes por parte de su equipo de gobierno para calmar a la opinión pública. Esto provocó gran tensión durante la última reunión de gabinete a puertas cerradas, donde el mandatario provincial propinó el primer gran reto a sus funcionarios, algo característico cuando las cosas no marchan como él espera. Habrá que ver si las cosas se encarrilan o sino sucederá algo que también es moneda corriente en el montenegrino: los cambios repentinos de ministros o secretarios.

Hartos de la situación, los profesionales de Salud Pública reiteran semanalmente las vigilias y protestas para exigir mejoras inmediatas, ya que consideran que el sistema sanitario del Chaco se encuentra agonizando, al igual que el Perrando. Mientras tanto, la ministra de Salud de la provincia, Paola Benítez, responsabiliza a los cuatros años de gestión macrista y al peppismo, por la situación actual del sistema de salud provincial, asegurando que se vivieron años de vaciamiento y reducción de presupuesto que fueron críticos. Y a pesar de las medidas implementadas en los últimos 50 días para atender la emergencia sanitaria, queda claro que no son suficientes y están muy lejos de lo que solicitan los profesionales de la salud en el Chaco, por lo que se reiteran los pedidos a la ministra para que hable menos y actúe más, o la situación se volverá irreversible provocando la pérdidas de muchas vidas.

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