Interior
En el ojo de la tormenta

Se van corriendo los velos del miedo y la opresión a la que están sometidos: Basail se anima a hablar

El intendente de Basail, Ignacio Rostán, y toda una cadena de “funcionarios” dejan tirados a vecinos en un basural, en condiciones deplorables. (Foto: NOVA)

El pueblo se anima a hablar, de a poco se van corriendo los velos del miedo y la opresión a los que están sometidos en Basail. En esto, hay dos ejes en común: uno es el intendente Ignacio Rostán, y el otro es la jueza Flavia Alcaráz, y entre ellos los nombres de la pastora Daniela Duarte y de Evelyn Rodríguez, se repiten hasta el cansancio.

El caso expuesto días atrás por NOVA, de Omar Ebel, y los desmanejos que llevaron a que este adulto mayor sea descartado como un despojo en el basural del pueblo, su documento de identidad retenido por Miriam González, que se lo quitó al único familiar que tiene Ebel, una sobrina, sin razón alguna y negándole el traslado del hombre a un Hogar donde podría estar cuidado, alimentado, y acompañado; una negativa porque sí, sin fundamentos, o probablemente los fundamentos estén en las múltiples inconductas y despilfarres que hacen las representantes de Desarrollo Social, los de Salud y el mismísimo intendente Rostán.

En un pueblo donde una jueza determina detenciones a gusto y antojo, como si la ley la dictara ella misma. Eso es la doctora Alcaráz, que hace y deshace a gusto y placer, sin poder señalar una decisión a favor de la gente, siempre manejándose por amiguismo e influencias, los demás no existen. La doctora Alcaráz es aquella que, en marzo de este año, ante un flagrante caso de violencia de género, que dejó como saldo una mujer con retraso madurativo, salvajemente golpeada por su ex pareja y cuñado, en la calle sin asistencia, junto a sus dos niños. Por medio de una persona caritativa, se pudo acercarle asistencia a la señora y sus niños (ropa, artefactos y una cocina, camas, colchones, entre otros) y se pudo concretar la denuncia de violencia, que la jueza se negó a tomar. Una vez más, personas que no están en la función pública ni militan en partidos políticos, son los que ayudan y asisten, mientras los que cobran por hacer eso, que es su trabajo (como Duarte, Rodríguez, o González), no mueven un músculo.

Al parecer, Basail tiene miedo. En una reunión que sostuvo en la noche del viernes, el intendente Rostán, como no sabe cómo llegan los casos a los medios, despotricó y amenazó a todo el mundo, aplicó el método del miedo, para así dar con "los cabos sueltos" y desalentar a que sigan hablando y contando. El ejemplo está en que, el mismo intendente, tiene en un campo de su propiedad un adulto mayor discapacitado explotándolo por miseria de pesos por mes, en negro, lo más cercano a la esclavitud en pleno siglo 21.

Pero no, para él, llegó a la intendencia porque el pueblo sufragó a su favor, pero debería entender que su puesto es político, no vitalicio; no es dueño del pueblo, aunque así se comportara … Rostán no debería ser dictador en las vidas de los habitantes de Basail, que hoy en día le tienen miedo, no siendo así un líder, sino siendo un despropósito, mintiendo y traicionando a mansalva. Rostán se cree referente, pero no, sólo es referente de todo lo que no se debe hacer.

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