Panorama Político Chaqueño
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Se agudiza la crisis provincial y Coqui pierde la paciencia

Punto límite: a Capitanich no le está gustando nada la performance de algunos de los miembros de su gabinete y afinaría su batuta de manera sorpresiva. (Dibujo: NOVA)

De a poco se le va acabando la paciencia al gobernador del Chaco, Jorge Capitanich, que comenzó a descargar su ira con gran parte de su gabinete en los encuentros a puertas cerradas en la Casa de Gobierno. La difícil situación socio-económica que atraviesa el país está provocando daños colaterales graves en una provincia que necesita indefectiblemente una mayor atención financiera por parte de la Nación.

Durante los primeros dos meses de gestión, el mandatario provincial se dedicó exclusivamente a apagar los incendios de conflictos heredados de la anterior gestión. Es por eso que el nivel de estrés del montenegrino ya está bastante elevado y no extrañaría que se vengan cambios sorpresivos en el gabinete provincial. Ya es moneda común que el gobernador reitere en cada una de las reuniones que encabeza que la situación financiera está complicada y que la provincia está cerca de “prenderse fuego” por la inestabilidad financiera y social.

La tregua social obtenida al inicio de la gestión está cerca de terminarse, ya que los movimientos sociales vuelven a tomar las calles, envalentonados por la lucha de los sindicatos estatales que buscan mejorar salariales urgentes para mitigar el estrago inflacionario que sacude al país. La ciudad capital volvió al caos esta semana con piquetes y marchas en todas las esquinas del microcentro, lo que calienta aún más el fervor social.

Y este caos, también se traslada al Ministerio de Desarrollo Social, con Pía Chiacchio Cavana, que a su pobre gestión al frente de la cartera, hay que sumarle el inmenso daño colateral que deja el ataque mediático que sufre por parte de algunos medios de comunicación que desgasta su función. Tal es así, que los retos por parte de Capitanich ya son moneda común, aunque siempre valorando el gran esfuerzo que realiza la joven funcionaria para cumplir son su difícil tarea en un marco social y económico muy adverso.

Ni hablar de la sacudida que los gremios docentes le están propinando a otra de las nuevas caras del coquismo, como los es la ministra de Educación Daniela Torrente, la blonda de cuerpo escultura que se encuentra enfrentando molinos de viento con tan solo la “cláusula gatillo”, algo demasiado insuficiente para frenar a las fieras sindicales que pierden la paciencia.

Por eso habrá que esperar hasta que se cumpla el primer semestre de gestión para analizar si es necesario, o no, que se comiencen a llevar adelante cambios en el gabinete provincial. Lo que sí queda claro, es que al gobernador se está acabando la paciencia y no extrañaría que patee el tablero como hizo en otras oportunidades y refresque su equipo de trabajo de manera sorpresiva.

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