Con respecto a la decisión de irse tan jóvenes del país, Romina explicó: “La decisión de emigrar la tomamos en diciembre del 2019, para ese entonces, ambos habíamos experimentado lo que todo joven argentino vive cuando se gradúa de la universidad. Por el lado de Fabricio, se recibió a finales de 2018 y trató de incorporarse al mercado laboral por el transcurso de un año completo como ingeniero electromecánico, tanto en el Chaco, como en otras provincias del país, sin tener suerte”.

Además, la joven agregó: “Por mi parte, después de haberme recibido en 2016 como licenciada en nutrición, el camino para encontrar el primer trabajo fue muy complicado y llevó tiempo hasta poder conseguirlo recién en 2017. Pude acceder a un espacio en el Ministerio de Desarrollo Social como becada y más tarde, en 2018 ingresé a trabajar en un gimnasio por el período de un año”.

“Si bien estaba ejerciendo mi profesión, lo hacía de forma informal y no me sentía a gusto con la situación. Ambos deseábamos emigrar a un lugar que nos ofrezca estabilidad económica, calidad de vida, seguridad y un futuro mejor, algo que en Argentina no es posible”, sostuvo Valenzuela.

Luego de ser consultada por la adaptación en el exterior, Romina manifestó: “Fabricio contaba con experiencias previas de haber vivido unos meses en Europa y tenía menos miedo a emigrar, aparte de manejar un inglés mucho más fluido. Si bien tiene a su familia y amigos en Resistencia, desde muy joven consideraba muy posible esta opción una vez finalizaba sus estudios”.

Pero por su lado, ella indicó: “Yo por el contrario, soy una persona que nunca pensó en emigrar concretamente, si bien no estaba contenta con el presente que estaba viviendo, siempre me costó alejarme de la familia y amigos. Esto es lo que más me dolió una vez que llegué a Malmö, al sur de Suecia”.

En relación a su llagada a Malmö: “Llegamos en octubre del 2020, durante el otoño sueco, donde las horas de sol se reducían, siempre con llovizna y temperaturas de 8 grados y menos. Al principio extrañaba muchísimo, me cuestionaba si la decisión había sido la correcta, la ciudad me parecía muy grande y escuchaba gente a mi alrededor hablar sueco o inglés y no entendía nada. Todo era opuesto a como estaba acostumbrada a vivir, fue un cambio inmenso que llevó varios meses hasta que de a poco empezó a brotar mejores experiencias”.

Pero no todo era tan complicado, la joven agregó que “con los meses, ambos fuimos conociendo personas hispanohablantes ya insertadas en la sociedad sueca y compartimos asados, momentos lindos y actividades deportivas como fútbol y vóley”.

Acerca de la oportunidad de conseguir trabajo en el exterior, Valenzuela expresó: “El área de salud está regulada por el estado y demanda como requisito no sólo dominar con fluidez el idioma sueco, sino también rendir un examen de conocimiento sobre nutrición. Es una barrera gigante que debo romper para insertarme laboralmente. Por este motivo, actualmente trabajo de cuidar niños a familias suecas y con eso me alcanza para comer, alquilar y poder pagar un master en ciencias de la nutrición humana, en la universidad de Valencia en formato online. Eventualmente voy a prepararme para poder ejercer mi profesión aquí”.

A su vez, aseguró que “Fabricio pudo insertase en el rubro de la ingeniería mucho más fácil desde el día uno. Sin barreras idiomáticas, ni regulaciones, actualmente trabaja para una empresa sueca, que brinda servicios de puesta en marcha y soporte técnico a otras industrias en todo el mundo, dentro del rubro lácteo. Si bien comenzó con un puesto como junior, rápidamente la empresa mostró interés en ofrecerle un mejor salario, más capacitaciones e involucrarlo en proyectos más complejos”.

Sobre su posible regreso al Chaco, Romina aseveró: “Sinceramente no creo que volver sea una opción inteligente, por como se están manejando las cosas en Argentina. Aún si el país comenzara un proceso de crecimiento y reformas, la mejoría en todos los aspectos de la sociedad llevaría muchísimos años. Nunca es una opción a descartar, pero no está en los planes a corto plazo”.

Por último, agregó: “Es muy difícil volver cuando te das cuenta como se vive afuera. Aún con los problemas que existen en el primer mundo, como en todos lados, la tranquilidad y la estabilidad son aspectos que te ayudan a entender que fue una buena decisión venir y creemos que el futuro que nos espera es mejor acá".