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La realidad de Argentina es otra

Por todas las M el Estado debe hacer algo de forma urgente, debe estar presente

Hay muchas M. y con todas las letras del abecedario que están en situación de vulnerabilidad porque el Estado no llega con educación, salud, vivienda, trabajo. Sólo está ausente.

Durante estos últimos días fue uno de los principales temas de conversación y debate en todos los canales, las casas de todos, la desaparición en la provincia de Buenos Aires de la niña M. Sorpresiva y gratamente la niña apareció con vida en compañía de su captor. Los canales inundaron de imágenes de las condiciones infrahumanas en las que vivía, y seguramente seguirá viviendo esta niña y su entorno inmediato. El caso de M. puso, una vez más, bajo la lupa la vulnerabilidad que sufren los niños en situación de calle. NOVA viene tratando esta problemática junto al abordaje de la violencia de género e intrafamiliar.

La realidad es que de acuerdo a los organismos gubernamentales creados y los preexistentes para controlar, monitorear e intervenir en este tipo de problemática, la misma debería ser mucho menor y tener datos ciertos, pero como todo en este país no es así.

No se ve a los funcionarios, ni personal designados a tales fines, abocados a un control certero de las necesidades de este segmento poblacional que se ha tornado cada vez más numeroso.

Números, eso simbolizan, nadie ve a través de la mirada de M. por ejemplo a niños de 7 años de vida, o más chicos, sin vacunas, sin escolarizar, sin una buena higiene personal y nutrición. En el caso de M., con una mamá que del consumo de drogas no está en todas sus capacidades funcionales siquiera para cuidar de ella misma.

No se conoce qué trasfondo familiar, íntimo ni personal tiene la mamá de Maia, si fue víctima de violencia infantil, de abuso, de violencia de género, que la impulsó al consumo, porqué tiene tantos hijos no convivientes con ella y porqué y en qué términos fueron engendrados esos niños y quien dispuso de ellos, porqué no se puede asistir a la madre un ser que es de extremo cuidado por las secuelas evidentes del consumo.

Solo en este caso, hoy vox populi, entran a jugar muchos organismos: Salud Pública, Derechos Humanos, Niñez y Adolescencia, la Justicia, Planes de Viviendas, recuperación de personas drogadictas, planes educativos y laborales y del lado de ellos, de Gobierno, se reciben siempre las mismas respuestas: “No podemos con todo, son demasiados”; entonces ¿qué se hace? Se espera a que suceda una situación como la vivida y se ruega por un desenlace optimista. Se puede vivir así, con delincuentes sueltos, abusadores, que vuelven al mismo núcleo familiar donde está su víctima y el abuso continúa o se traslada a otro miembro de la misma.

¿Hasta cuándo? Solo el Estado puede ponerle un freno a esto y que los casos se reduzcan. Que la tasa de femicidios baje, la incidencia del consumo de drogas disminuya y que el país no tenga que presenciar en cadena nacional otro caso como el M. es responsabilidad el Estado, tiene que hacer lo imposible para designar recursos a esas temáticas sociales, porque en definitiva fueron elegidos como gobernantes para dar soluciones al pueblo.

El Chaco no está exento de estas problemática. Localmente se es testigo diariamente de mujeres víctimas de violencia de género, esas mujeres bien, mal, o como pueden, son madres y los niños que presencian violencia es muy difícil que rompan por si solos ese ciclo “natural”, pues la violencia es el único idioma que conocen para relacionarse.

Se está ante una gran problemática que involucra riesgo de vida cierto en 5 o 6 años más cuando niños como M., alcancen la adolescencia y no tengan nadie que los contenga, que los guíe, los aconseje, los aleje de los factores de peligro, les dé valores y un oficio así de forma honrada podrían el día de mañana sustentarse y procurar para sus hijos un mejor futuro, pero lamentablemente quienes deben hacerse cargo como el ministro de Seguridad bonaerense Sergio Berni otra vez en escena mediática sólo se ocupa de la coyuntura y no del problema de fondo.

Cuando surge un caso como el de M. salen en la tele, despliegan un arsenal de helicópteros, perros de búsqueda, horas /hombre en agentes de la Policía y no ven la factibilidad, ni la necesidad de armar un equipo interdisciplinario gubernamental con ganas de trabajar que “ataque” estas situaciones antes de que se desate el problema. Esta coyuntura es una realidad y puede llegar a repetirse. Los funcionarios sueldos tienen y muy bien pagos, y puede hacer cargo y responsables de realizar un abordaje de esta problemática múltiple que cada día se volverá más y más recurrente si no se ocupan ya.

¿Tanto les cuesta ver a los ojos a todas las M. que hay en el país, niñas abusadas, la mayoría, entregadas por sus familias a cambio de droga, y decirles no podemos con todo? ¿Se animan? ¿Tan lejos lo ven? Porque la mayoría de los argentinos la ven muy cerca todos los días, y siempre los que ayudan y pujan por un cambio en esa situación es la gente que menos tiene, quienes no tienen llegada al poder, quienes no llegan a fin de mes y ayudan porque saben lo que se siente en carne propia carecer de muchas cosas. Ayudan con lo poco que tienen.

Es por eso que urge que el Gobierno visibilice esta realidad del país, y no por un ratito, ni por prensa, y se “ocupe” de esto a nivel federal. Los argentinos, la mayoría, la clase no pudiente que es la mayoría, está cada vez peor y en peligro porque el Estado no da educación, asistencia de salud, trabajo, vivienda “acceso”.

El caso de M. en unos días no ocupará más las pantallas, ojalá no se olviden de ella y pueda ser una adulta plena. ¡Ojalá llegue a la adultez!

Es hora de un cambio, mas que necesario, es urgente.

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