Con respecto al trabajo que realizó hasta octubre, Julieta comentó: “Me parece súper interesante pensar en el balance a esta altura del año, sin embargo, intento hacer balances mes a mes para trabajar sobre las dificultades de cada día, y sobre todo dar la menor ventaja posible a las mismas. Pero si tuviera que mirar hacia atrás y describir en una palabra elegiría "orgullo", me siento realmente orgullosa de los chicos, pasamos incontables situaciones muy complicadas en el club, y sin embargo, sacaron nuevas fortalezas, que quizás, ni ellos sabían que tenían”.

Además, agregó: “Esto se vio sobre todo en los jugadores de Tercera y Primera División, con quienes mi trabajo es más intenso, me gusta afirmar que convierten cada problema que se presenta en simplemente un nuevo desafío, un nuevo reto, y no hay nada más lindo que eso. Han logrado muchísimo más de lo que aspiramos, y no me refiero a resultados numéricos/racionales respectivos estrictamente al Torneo de la Liga Chaqueña, sino a logros de crecimiento humanístico/emocional de sus accionares, tanto individual como grupalmente”.

Tras ser consultada por las expectativas de lo que resta del 2021, Jiménez explicó: “Expectativas a futuro, ¡muchísimas! Estoy inmersa en un Club que carga con un mural afuera que dice "Orione es familia", una simple frase quizás para muchos, pero desde adentro puedo decir que es más que eso, que se lo siente y vive así. Y uno siempre quiere lo mejor para la familia, ¿no? Siempre digo que como parte del cuerpo técnico de Don Orione, somos un medio para un fin, siempre detrás de escena, pero encargados de que la escena sea el mejor reflejo del esfuerzo y sacrificio al cual los incentivamos diariamente, pero sobre todo, que en cada escena tengan presente el disfrutarlo, considero que ese es un desafío grandísimo”.

Seguidamente añadió: “A veces, el contexto presiona tanto por el triunfo resultadista de partidos, que se olvida lo más importante, disfrutar lo que uno hace. Yo insisto mucho con eso a los chicos, independientemente de la categoría. Después por ahí en lo que respecta a expectativas más individuales, me encantaría poder despertar potenciales dormidos en niños y adolescentes, tanto futbolístico como emocionalmente, y explotar los ya despiertos, mediante trabajos neurocognitivos acorde a cada singularidad”.

En relación al rol que cumplen los padres en estas instancias, la profesional deportiva sostuvo: “Los padres... que interesante tu pregunta, la verdad ocupan un lugar en la escena, como hablábamos recién, muy importante. Me tocó presenciar un partido de formativa donde tuvo que cortarse por peleas de padres de las dos hinchadas, los chicos desde adentro no entendían nada. ´Que cobró si nadie se estaba pateando´, me dijo un nene con toda su inocencia. Lo trágico del adulto es que siempre es formador, aún sin intenciones, y esas actitudes forman futuras... nada agradables para ser imitadas”.

“Creo que a veces los padres (no todos) están más interesados en los resultados y no en el disfrute del chico, volvemos a lo que hablaba recién y eso trae consecuencias enormes. Me pareció atroz ver niños de 8, 9 añitos de otros clubes llorando tras equivocarse, perder partidos. Como eternos formadores, me encantaría que nos encarguemos de guiar más por el camino del placer, en búsqueda de disfrutes y no tanta competencia. Si vamos a tomar el camino de la competencia, que sea una competencia sana, donde el mayor desafío sea encontrar lo que nos hace bien, permitiéndonos fallar miles de veces, permitiéndonos perder”, sostuvo.

Continuando sobre el “papel” de los tutores en los encuentro deportivos, Julieta expresó: “Algo que cuesta mucho, esta sociedad tan exitista que desde tan pequeños enseña que lo único que importa es ganar, trato de transmitir el ser rebeldes a ese mandato. Ese mandato que tanto pone en jaque a la salud mental del deportista, deportista que antes que deportista es persona, es niño, es adolescente, es adulto, es hijo, es padre. ¡No nos olvidemos de eso! Que partidos y revanchas hay millones, pero salud mental... a ella le cuesta muchísimo mas dar revancha a gritos, presiones y mandatos tan exitistas”.

Tras largos meses de pandemia, Jiménez explicó que “fue un contexto duro, lleno de desafíos, un año lleno de incertidumbre, pero creo eso despertó, como decía al principio, mayores fortalezas. Queda muchísimo por trabajar, siempre hay cosas por corregir, por ajustar, pero mantenemos el foco en el lugar al que queremos llegar, un contexto sano para cada jugador, un contexto humanizado. Once chicos, muy jóvenes, cumplieron en este primer Torneo el sueño de jugar en Primera División, tras su duro esfuerzo diario”.

Por último, la psicóloga deportiva aseveró: “Pienso acompañar a muchos más por este camino en el segundo Torneo. Potenciales sobran, solo basta darles la mano de confianza, y sobre todo la posibilidad de fallar y fallar, como el mejor motor para aprender y seguir intentando siempre de pie”.