Raros peinados nuevos
Barbershop Oscar & Dario

Familia de peluqueros y tres generaciones de clientes, "un lugar de encuentro" solo para el hombre

Oscar y Darío, dos generaciones y una misma pasión.
Los clientes deben encontrar su lugar, su espacio. La impronta que quiere Darío para la barbería.
30 años de profesión, eso le valió a Oscar conservar la clientela a pesar del nuevo concepto que se fijó en su peluquería.
El cliente va, espera, se relaja, comparte fútbol, boxeo, una cerveza, mates y sale con la cabeza cambiada.
Oscar no dudó cuando Darío le propuso que juntos tengan la barbería. La primera en Resistencia.

Pensar que ir a la peluquería es sólo como comprar un chicle se equivoca. Es un mundo que fue creado para que el cliente encuentre allí, por más que sea durante 30 o 40 minutos, un cable a tierra, un tiempo de relax. Así lo entienden Oscar y Darío Pascua, padre e hijo, familia de peluqueros que tienen su espacio sobre Echeverría 134 -Resistencia- donde el cliente además encuentra cerveza artesanal, fútbol y sólo charla de hombres.

Barbershop Oscar & Dario es el “lugar de encuentro”. Hay un lazo entre los que atienden y el cliente. Sólo hombres, porque “no hay que mezclar”. El hombre al igual que con el fútbol necesita que este tiempo también sea personal. Ese es el concepto de las barberías, que hoy suman muchas en la capital chaqueña, pero que vinieron después de la que instalaron Oscar y Darío Pascua.

“Nosotros somos una familia peluquera, mi señora es peluquera, yo peluquero, y nació Darío y siguió con el oficio nuestro. Ahora el que lleva adelante la barbería es él (Darío)”, expresó con orgullo Oscar a NOVA.

Y explica el nuevo concepto de estos lugares que además de corte de cabello, arreglo de la barba, ofrece un espacio para que el cliente se relaje. “Me pareció muy bueno pasar de peluquería de hombres a barbería porque sirvió para cambiar un poco, y como ahora se está usando mucho la barba hacía falta el cambio. Somos los primeros que pusimos una barbería en Resistencia, después empezaron otros”, citó.

La capacitación continua es importante y ambos lo saben. El año antepasado Oscar y Darío fueron a Rosario y ahora (el 24) van a Encarnación, Paraguay. “Vamos a ver las novedades y a capacitarnos y ver qué traen de otros lados”. A la capacitación irán también barberos de Rosario, Buenos Aires y de Posadas.

Los clientes

Oscar: Sólo hombres, no quisimos mezclar. Tenemos clientes de años, porque yo hace 40 años que estoy en el oficio y ahora con la barbería, muchos amigos, se fueron sumando como clientes nuevos, y vienen acá.

Darío: Hay casos en los que tenemos clientes de tres generaciones, vienen el abuelo, el padre y el hijo. Eso te cae bien, da mucha satisfacción cuando uno ve que el padre, hijo y nieto están esperando para ser atendidos. Eso gratifica porque tiene que ver con nosotros, con el lazo, con la idea que se da dentro de la barbería, porque más que una peluquería o barbería, es un lugar de encuentro donde la gente puede venir y más allá de cortarse el pelo y arreglarse la barba, viene a charlar un poco. Dar una pausa al trajín del día y relajarse un rato.

Un día en la barbería, el horario se respeta a rajatabla

Darío: Los horarios son de 8 a 12 y de 16 a 20, estricto. Siempre él (Oscar) me inculcó el tema del respeto al cliente. Si hay que abrir a las 8 el cliente se acostumbra a venir a esa hora y tenemos que abrir a horario. Eso también marca el profesionalismo y el respeto hacia al cliente. Marca una diferencia.

Barbería, peluquería y más

Darío: Tenemos servicios de barba, corte de cabello, y si quieren tomar una cerveza artesanal lo pueden hacer, también acá hay fútbol y todo lo que el hombre busca. Este es un lugar para el hombre.

Los cortes, el mejor para cada cliente

Oscar: Hay de todo. La mayoría ya viene con una foto y piden: quiero esto, y nosotros hacemos el corte que piden, pero también nosotros le sugerimos y opinamos si le va a quedar bien o mal. Hay algunos que te piden un determinado corte, pero por el tipo de rostro sabemos que le va a quedar mal, por eso le sugerimos y le cambiamos por otro que vaya con su rostro.

Cómo es el cuidado de la barba

Darío: Los dos lo hacemos. Una barba trabajada te lleva el mismo tiempo que un corte de cabello. Se puede calcular entre 20 minutos o un poco más, depende mucho de la barba, el tipo de cabello. Y, además, después se hace el afeitado, se le coloca crema para después de afeitar, el aceite, un óleo para la barba. Es lo mismo que para el cabello, después que se le termina de cortar, se le lava la cabeza, se le pone distintos productos. El cliente tiene que salir de acá como recién bañado.

Oscar: Hay cabellos que son difíciles y llevan más tiempo, y hay otros que son fáciles de manejar. Pero entre 20 o 30 minutos, pero si es barba y cabello, lleva unos 40 minutos fácil, porque es un trabajo que hay que hacerlo con mucho cuidado y poner una línea.

Personajes y redes sociales

Darío: Siempre pasa algún que otro conocido. Políticos, futbolistas, periodistas, médicos, abogados.

Oscar: El cliente más antiguo tiene 89 años, ahora se fue a Córdoba y me prometió que cuando regrese me traerá un regalo. Tenemos clientes de todas las edades, y yo tengo clientes que hace 30 años vienen a cortarse el cabello conmigo. La semana pasada vino un cliente al que yo le cortaba el cabello cuando estaba por la Santiago del Estero, y apareció otra vez. A veces perdés cliente cuando no le avisás que te cambias, en este caso se trata de un viajante al que perdí de vista, pero ahora volvió.

Darío: Cuando él trabajaba en la Santiago del Estero no había las redes sociales, que ahora hace más fácil tener el contacto con los clientes. Antes él armaba una agenda con todos los números de teléfono de sus clientes y llamaba uno por uno.

Sus clientes los encuentran por las redes sociales: BarbershopOscar&Dario (Facebook) y Barbershop_oscarydario (Instagram).

Los sindicatos y la economía

Asimismo, reconocieron que por el “ego” muchas veces de la profesión no están asociados en la provincia.

Darío: No se llegó todavía a esa maduración para formar un círculo de barbero o algún tipo de asociación. El ambiente es un poco difícil. Al ser un oficio que es autodidacta y donde cada uno tiene su técnica, su forma, entonces cuando se juntan siempre hay esa guerra de egos y empiezan las rispideces. Él y mi mamá estuvieron en la Cámara de Peinadores del Chaco, pero después se retiraron. Como grupo no se llega a esa fuerza para formar un sindicato o una asociación que contenga a todos.

Oscar: Antes teníamos un sindicato de peluqueros, pero nunca no nos dio algún tipo de beneficio. Nosotros fuimos a competir a muchos lados, Corrientes, Buenos Aires, Córdoba, Rosario, y todo tenía que poner el peluquero, el sindicato no ayudaba siendo que todos los meses venían a cobrar. Muchas veces planteé que no tengo inconveniente de pagar, pero, aunque sea teníamos que tener un terreno para decir “vamos al campito de los peluqueros a comer un asada”, pero nunca pasó. Entonces, me abrí y no quiero saber nada.

Las peluquerías no están alejadas de la crisis económica de la Argentina. Si bien siempre hay gente el tema se siente y se habla.

Oscar: Nosotros antes de este golpe que nos dio nuestro Presidente había diez personas afuera esperando para cortarse el cabello. Y ahora no. No sé si es porque empezó el año, por las vacaciones, o si es porque no le alcanza. Aunque, el cliente no se va más, siempre viene. Si no viene este mes, viene el otro, le estira. El promedio de clientes estamos ahí, un poquito más a veces y otras un poquito menos.

Darío: A eso también debemos sumar la cantidad de barberías que se abrieron también después. En su momento fuimos los primeros en posicionar aquí la temática de la barbería. Había una o dos, y era impresionante la cantidad de gente, pero está bien.

Sueno obsceno lo que voy a decir, pero no tenemos que trabajar tanto, porque sí debemos dar lo mejor. Buscamos la excelencia, que el que viene a las 16 o a las 20 se vaya igual, con el mejor servicio. Si trabajamos de más la cabeza no te da, las piernas no te dan, y también es bueno priorizar más la salud que lo económico. De todos modos, la crisis suma a la hora de elegir el cliente cuándo y dónde ir a cortarse el cabello.

Pero igual, está el cliente con el que hay un lazo y al que le va a costar irse. Y es ese cliente que antes venía cada 15 o 20 días, y ahora viene cada mes o dos meses, pero no deja de venir. La crisis se siente cuando hablamos con la gente, se nota en el ánimo de la gente.

Las mujeres

Oscar y Darío no son “machistas” por no dejar que a su peluquería ingresen las mujeres. Por el contrario, protegen el espacio de sus clientes. Y lo explican de la mejor forma. “Una barbería es una peluquería de caballeros”, dice Darío. “Siempre fue una peluquería de caballeros, y cuando empezó el auge de las barberías yo hice una capacitación en Buenos Aires y así se entiende el concepto”.

Oscar: Yo nunca quise entreverar hombre con mujer, porque el hombre viene a la peluquería y se relaja. Se habla de fútbol y de cualquier tema. Y si hay mujeres no puede, se siente cohibido. Acá viene a relajarse, hablar, mirar fútbol y hasta putea.

Darío clarifica: Estamos cuatro, se armó una charla, y entró la mamá con el hijo y se terminó la charla. No mezclen los públicos. La mujer tiene su lugar y el hombre también lo necesita, denle ese espacio. La idea de un lugar donde el hombre va a hablar de fútbol, de boxeo, eso es lo que hay que cuidar porque es lo que busca.

Oscar apunta: “Igual son las mujeres, ellas necesitan su espacio. Yo trabajé con una colega en una peluquería unisex, y lo vi. Nosotros somos guasos para hablar, pero las mujeres también”.

Entre chistes ambos reconocen que además la peluquería es una clínica, los hombres de la tijera se transforman en psicólogos.

Oscar: Muchas veces tenemos que oficiar de psicólogos, el cliente te cuenta sus problemas, y tenemos que tratar de que se tranquilice. Lo mismo sucede en las peluquerías de mujeres, eso me cuenta mi señora. Sus clientes vienen, lloran y salen contentas.

Darío: Ayer le decía eso a un cliente. La idea es que se vayan con la cabeza cambiada tanto de afuera como de adentro, aunque sea un ratito. Este es el lugar para olvidarse del tránsito, de la tarjeta, de los vencimientos. Acá el noticiero no lo ponemos en la televisión, porque todo el día te bombardean con malas noticias. Acá cambiamos un poco la atmósfera cosa que el cliente salga distinto. Esa es la impronta que le queremos poner nosotros, después si lo logramos o no lo tienen que decir los clientes.

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