De esta manera el oficialismo provincial comienza relegar espacios y a tambalear con unas elecciones de medio término que en noviembre que podrían truncar las aspiraciones de un proyecto político que se vio perjudicado por la pandemia de coronavirus.

A la hora de buscar responsables, no se pude señalar con el dedo a solo un sector del peronismo chaqueño. La soberbia generalizada con la que se manejaron todos los sectores durante los últimos dos años fue la causal de una catástrofe política que nadie vio venir o que fue subestimada por dirigentes políticos sin mucha presencia territorial y que medían la temperatura social del electorado sentados en un sillón de oficina en pleno centro.

Los malos manejos comunicacionales, las decisiones desacertadas y las campañas dirigidas de manera remota a miles de kilómetros del Chaco no fueron suficientes para poder anular a un radicalismo que sin hacer mucho, aprovechó la situación logró resucitar luego de la derrota del 2019.

A pesar de la dura interna radical, nuevamente Convergencia Social logró sacar provecho y con una estratégica campaña basada en los errores de su rival, logró posicionarse como principal alternativa para las generales de noviembre contra un rival que contó con todo el aparato estatal y que cosechó números deplorables por el disgusto generalizado del electorado.

Nuevamente Resistencia fue determinante para volcar este sorprendente resultado electoral del domingo. Leandro Zdero llevó adelante un gran trabajo apuntando a los sectores más jóvenes que evidentemente fueron determinantes. Todo esto acompañado por un sólido trabajo de Juan Carlos Polini y Carim Peche en el interior, que también quedaron reflejados en los triunfos obtenidos en Presidencia Roque Sáenz Peña y Villa Ángela.

La catástrofe peronista en la capital chaqueña fue sorprendente. El oficialismo perdió en casi todos los circuitos por paliza y dejó al descubierto el malestar general de los vecinos con la actual gestión municipal. A eso se le suma la falta de cercanía y empatía de un Gobierno provincial que perdió toda tipo de presencia territorial por culpa de funcionarios que nunca estuvieron a la altura.

Ni hablar de la paupérrima lista de precandidatos a legisladores del Frente de Todos Chaco que también fue una de las principales causales para que el electorado se incline por la propuesta de Zdero y compañía. Si a todo esto se suman los azotes que sufrió el presidente Alberto Fernández en los últimos meses, todo esto conforma un cóctel explosivo que se detonó este domingo y que, ni siquiera, fue anticipado por un oficialismo provincial que quedó muy mal parado tras estas PASO.

Quedan menos de dos meses y el peronismo tiene que dar una vuelta de timón de manera urgente, porque si no, en noviembre sufrirá nuevamente un derrota electoral que sí tendrá mayores repercusiones de cara al futuro y pondrá en peligro la continuidad del peronismo chaqueño en el poder.