Judiciales y Policiales
Relato en primera persona

Denuncia contra matrimonio que "vive" del poder: "Mi padrino abusó de mí, mi madrina no hizo nada, eligió ser cómplice"

El matrimonio que tiene como ingresos el Estado. Él, el abusador es proveedor desde la era Radical, lo sigue siendo. Con su "poder" abusó de su ahijada. Su mujer, su madrina eligió "cubrirlo".
Los lujos están a la orden del día para esta pareja que deberá enfrentar a la Justicia. Los abusos sexuales, no prescriben.
Ella, bailarina, pseuda actríz local, que también "vive" del Estado eligió "ocultar" un secreto que pudo detonar sus vidas. Igual como la serie bizarra que protagonizó hace 4 años.

Esta es la historia de una mujer que de niña le “robaron” su inocencia. La ultrajaron. Los responsables son dos personajes que podría decirse público, porque vienen “viviendo del poder” desde hace mucho tiempo. Él con una grabadora de artistas locales cuyas oficinas funcionan en el edifico Plaza fue creciendo “en el manejo de la tecnología”, además de ser proveedor del Estado desde la era radical; y ella profesora de danza, también hizo lo suyo. Alquilaban un departamento ahí cerca, Juan B Justo y Frondizi, cuando les llegó “la suerte” y sin tener hijos accedieron a un departamento propio en las torres Sarmiento, a pesar de que podían tener “el sueños de la casa” con sus recursos personales; tenían acceso, pero no le quitar la posibilidad a otra familia.

“Nací y me crié en Resistencia, soy hija de médicos, este trabajo como sabrán, conlleva de muchas horas extras y sacrificios. Por esto, desde niña pase mucho tiempo con mis abuelos y vecinos.

Mi familia y la familia Sisti eran vecinas, yo fui creciendo junto a ellos. Sinceramente ellos eran una segunda familia para mí. Todo eso se rompió cuando mi padrino, Luis Reidan, esposo de Sandra Sisti, abusó no solo de mi inocencia e inmadurez, sino que abusó sexualmente de mí.

Hoy con el paso de los años y después de mucho tiempo de terapia, puedo ver cómo me manipuló y cómo se aprovechó de mi para tocarme, mostrarme pornografía, querer fingir ser mi instructor sexual, todos comportamientos dignos de un psicópata perverso.

Con los años y después de mucho trabajo interno pude detectar señales de alerta y me di cuenta del vínculo enfermizo en el que estaba envuelta.

El primer paso fue hablar con mi familia lo cual no fue nada sencillo, ya que el abuso nunca deja de ser un tabú, el segundo paso fue hablar con Sandra, mi madrina, ingenuamente pensaba que la tenía que salvar, que debía contarle que estaba casada con un psicópata, con un monstruo. La vida todavía me tenía algunas sorpresas guardadas y la primera fue la indiferencia y la incredulidad de ella cuando le conté la noticia. De un segundo para otro, mi segunda mamá paso a ser cómplice del tipo que me arruinó la vida.

No se imaginan lo tortuoso que fue para mí haber vivido toda esta situación, siendo un daño irreparable y de por vida.

Este trabajo de superación, dejar atrás el daño, porque olvido no es posible, no es algo que haya concluido, todos los días lucho con el hecho de que fui abusada y de que mi segunda familia hizo oídos sordos a lo que me pasó. Eligieron su palabra sobre la mía, eligieron a un abusador, a un psicópata, para evitar enfrentarse a sus miedos y al repudio social que se iba a generar por esto. Eligieron esconder ese sucio secreto.

Hoy después de muchos años, quiero decir: ¡Basta!, tengo la fuerza necesaria para luchar, defenderme y trabajar no sólo por mí, sino por las demás chicas que pueden estar o están en esta situación.

Para finalizar y como profesional de la salud mental quiero alentar a todas las personas que son o fueron víctimas de abusos a luchar para que se hagan público sus casos, porque nosotros como sociedad tenemos que expulsar a quienes destruyen vidas por placer.

¡Luis Reidan, está libre! Espero que la sociedad me escuche y ayude a condenarlo para que ninguna otra chica sea abusada!”.

La que relata este “secreto oculto” es C.G., es Licenciada en Psicología, reside en Buenos Aires, tiene 29 años y cuando le pasó este “abuso” tenía 14 años, moment en que comenzó porque su padrino no lo hizo una sola vez, sino durante toda su adolescencia. Recién ahora puede contarlo. Eligió NOVA para hacerlo.

Pasron los años. Pasa eso. Los abusos no prescriben, las víctimas lo cuentan, lo procesan y lo denuncian cuando se sienten fuertes y contenidas. C. recién puede sacarlo de ese oscuro lugar y denunciarlo públicamente y también antes las autoridades. Es de esperar que la Justicia esté a la altura de las circunstancias y este caso no se transforme una vez más en uno en el que se revictimice a la víctima y que el abusador sea juzgado como tal.

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