Panorama Político Chaqueño
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Coqui no para de ligar: lluvia, dengue y ahora coronavirus

Alerta máxima: Capitanich no para de sufrir y ahora tiene que ponerse a luchar contra el coronavirus. (Dibujo: NOVA)

Es evidente que este tercer mandato al frente de la Gobernación no será nada fácil para Jorge Capitanich, que desde que asumió no para de sufrir todo tipo de complicaciones que para nada tenía pensadas cuando decidió bailar nuevamente con semejante responsabilidad.

El año comenzó con las típicas lluvias de verano que inundaron la mitad de la provincia y generaron el primer conflicto social. Con un mega operativo clientelista, el ex intendente capitalino logró apaciguar las “aguas” y pudo sobrevivir un enero nefasto por la dura crisis financiera que dejó el macrismo.

En febrero tampoco pudo repuntar, comenzaron a registrase nuevamente masivos casos de dengue en todo el territorio provincial y comenzó a bailar con operativos, falta de insumos y una hambruna que derivó en la reactivación de los reclamos por recomposiciones salariales en todos los sectores, especialmente en materia sanitaria que se encontraba trabajando de manera muy precaria. A pesar de que el coronavirus parecía estar alejado y formaba parte de los problemas del primer mundo, en un abrir y cerrar de ojos llegó al Chaco y ya se llevó dos personas muertas.

El Chaco nuevamente fue pionero. El primer caso autóctono por contacto estrecho se dio en Resistencia y muchos aseguran que se debe a la falta de previsión y actuación de los protocolos preventivos. Ni hablar de las reiteradas críticas que diariamente realizan cientos de chaqueños desesperados que tuvieron contacto con los casos que se van confirmando, así como la inoperancia y falta de instrumentos de los pobres trabajadores precarizados de Salud Pública que tienen que poner la cara y hasta sus teléfonos celulares particulares para atender a la gente. Es inentendible que en pleno año 2020, el servicio de epidemiología del Hospital Perrando haya iniciado su operativo de prevención y recepción de casos con tan solo un teléfono celular que ni siquiera estaba en funcionamiento.

La desorganización generalizada de los organismos estatales dejaron al descubierto una realidad incomprensible: un conocido conductor radial era más eficaz para atender a la gente y conseguir atención para las personas desesperadas que tuvieron posible contacto con personas afectadas con coronavirus.

Nuevamente quedó claro que el sistema sanitario provincial está muy endeble, casi destruido y sin capacidad de acción ante ningún tipo de problemática. Es hora de que todos los gobernantes de turno de una vez dejen las excusas de lado y realmente comiencen a darle la importancia que amerita al caso. Las inversiones extraordinarias cuando surge un problema no son la solución definitiva. La inversión en salud, medicamentos, equipamiento, más personal no precarizado, ambulancias e infraestructura debe realizar todo el año y todos los años. Recién ahí podríamos ponernos a decir que las cosas están cambiado.

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