Cada vez falta menos para que termine la novela electoral provincial y se concrete lo que ya todos dan por hecho: una rotunda victoria de Capitanich en las urnas para comenzar a partir del 10 de diciembre su tercer mandato al frente de la gobernación chaqueña.

Carim Peche no tiene la talla suficiente como para aspirar a romper con esta realidad, ya que además del poco conocimiento por parte del electorado provincial, tampoco goza de un aparato político decente debido a la gran cantidad de fisuras internas que tiene un radicalismo devenido en macrismo con todas las de perder.

Literalmente, a Peche se lo comió la realidad política y económica de la Argentina, con un dólar a 65 pesos y un riesgo país cada vez más alto que enerva a la sociedad.

Y eso que el propio Capitanich le ganará las elecciones sin gozar tampoco de un gran aparato electoral. Con una campaña proselitista realmente austera, el intendente de Resistencia sacó chapa de triunfador en todas las localidades que visitó y solamente tuvo que reactivar su discurso provincial teniendo como base los ocho años de gobernador en donde gozó siempre del acompañamiento de los chaqueños.

Ni hablar de la gestión en la capital chaqueña donde el pavimento urbano fue el estandarte para lograr posicionarse de la mejor manera ante un electorado que siempre fue complicado para el justicialismo.

Si bien Resistencia sigue siendo principalmente radical, fue el propio “Coqui” el que logró achicar la brecha con obras y gestión, permitiendo que por lo menos haya una lucha pareja, cuerpo a cuerpo, y no duras palizas como las que generalmente lograba la impresentable de Aída Ayala.

Pero a no dormirse, que apenas dos semanas después se vienen las presidenciales y, nuevamente, a las dos semanas, se viene la gran incógnita del 2019: las elecciones en cuatro municipios de la provincia en donde se encuentra, nada más y nada menos, que Resistencia.

Allí sí que no hay nada seguro. Lo que todos pensaban que iba a ser un duelo mano a mano entre Gustavo Martínez y Leandro Zdero, se vio truncado por la insensata postulación de Diego Arévalo que podría provocar la derrota del peronismo después de la gran gestión que tuvo Capitanich en los últimos tres años y 10 meses. Creer o reventar, pero es lo que la mayoría del justicialismo piensa en medio de esta dura interna partidaria.