Marcela Acuña, asesina confesa, abraza a Cristina Kirchner desde la cárcel: “Somos víctimas del mismo enemigo”

En la noche de este lunes Patricia Acuña, hermana de la imputada Marcela Acuña, compartió en redes sociales una carta que esta última escribió desde la Penitenciaría de Mujeres del Barrio Don Santiago, en Chaco.
En ella, Marcela, acusada de ser partícipe necesaria en el brutal femicidio de Cecilia Strzyzowski, se solidariza con la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, cuya condena por corrupción en la Causa Vialidad fue ratificada la semana anterior.
@lungui10 otro boludo con vista al mar. Si estos defienden a CFK ya entiendo por que le va así
— Alberto Fernández (@alferdez) May 31, 2014
Con una audacia que roza lo grotesco, Acuña equipara su situación con la de Fernández de Kirchner, afirmando que ambas son víctimas de una supuesta persecución política orquestada por el Poder Judicial y empresarial.
Pero el paralelismo que Acuña intenta trazar no es más que un intento desesperado por revestir de épica política un caso que sacude por su crudeza. Cecilia, una joven de 28 años, fue vista por última vez el 2 de junio de 2023, entrando a la casa de sus suegros, Emerenciano Sena y Marcela Acuña, junto a su pareja, César Sena.
La promesa de un viaje fue la trampa que, según la investigación, condujo a su asesinato. César Sena está imputado como autor del crimen, mientras que sus padres, Acuña y Sena, enfrentan cargos como partícipes necesarios.
Además, cuatro colaboradores del denominado “Clan Sena” están acusados de encubrimiento agravado, tejiendo una red de complicidad que poco tiene que ver con los supuestos complots políticos que Acuña denuncia.
Asimismo, la carta de Acuña destila un cinismo que no pasa desapercibido. Mientras Cristina Kirchner enfrenta una condena de seis años por defraudación al Estado, Acuña, desde su celda, se autoproclama “mujer, madre, compañera y socialista”, desafiando la gravedad de las acusaciones en su contra.
“Nuestra situación no es diferente a la de Cristina”, escribe, insinuando que el Poder Judicial, junto a medios y empresarios, las ha convertido en “enemigas de la sociedad”.
Sin embargo, las pruebas en el caso Strzyzowski –que incluyen filmaciones, testimonios y la negativa de Acuña a aceptar la relación de su hijo con la víctima– contrastan con su narrativa de inocencia y martirio.
Debido a eso, la comparación resulta no solo forzada, sino también insultante para quienes siguen el caso de Cecilia, cuyo cuerpo aún no ha sido encontrado. Acuña, lejos de mostrar arrepentimiento, utiliza su carta para ensalzar la gestión del exgobernador Jorge "Coqui" Capitanich, vinculado políticamente al “Clan Sena”, y para acusar al gobierno de Leandro Zdero y al prescindente Javier Milei de instaurar una justicia de “linchamiento”.
Aunque su retórica busca eco en la militancia termo carente de masa encefálica (también denominados kirchneristas y camporistas), el mensaje no logra disimular la sombra del femicidio que pesa sobre ella y su familia.
Sin embargo, el colmo de la ironía radica en el cierre de la carta: “Solo el pueblo salvará al pueblo”. Acuña, imputada por un crimen que conmocionó a Chaco y al país, se atreve a invocar al pueblo mientras permanece tras las rejas, junto a su esposo y su hijo, a la espera de un juicio por jurado.