Interior
El Impenetrable

Según el Centro Mándela se multiplican las muertes indígenas evitables

Velorios como el de Quintito se repetirían de seguido en localidades del interior.

El Centro Mandela volvió a asegurar que en El Impenetrable Chaqueño el sistema sanitario es inexistente o se encuentra colapsado, lo que multiplica la cantidad de muertes evitables dentro de las comunidades originarias.

Según un informe presentado por el organismo presidido por Rolando Núñez, Quintino González, adolescente wichi de 11 años que vivía en El Sauzalito, pleno corazón de El Impenetrable chaqueño, murió el martes 16 de junio. Vivió la última semana en una casa prestada para estar más cerca de la Escuela 1032, a la que concurría. En el baño de esta vivienda se desplomó desmayado. Allí lo encontró su mamá, Eloisa Sánchez, a la madrugada. La puerta estaba casi trabada por su cuerpo. Los familiares piden hasta ahora que el sistema sanitario explique la causa de muerte. Claman por ayuda.

Esa madrugada la ambulancia tardó en trasladar al pibe hasta el hospital de El Sauzalito. Pero la demora mayor se produjo cuando el médico entendió que debía derivar al paciente al hospital del Bicentenario General Güemes, que es de cabecera regional para todo El Impenetrable, dado que el hospital de Sauzalito es de escasa complejidad para brindar atención sanitaria mínima suficiente. El chofer de la ambulancia destinada para las derivaciones, Daniel Molina, no fue localizado en el momento que se lo necesitaba.

Al ser traído Quintino con vida al hospital de El Sauzalito no estaba el médico de guardia, Miguel Ángel Figueredo. Se lo convocó por el radio y llegó más tarde. Al no presentarse chofer de la ambulancia, intervino el tío del adolescente, Eugenio González, quien también es chofer. En la guardia lo atendieron dos enfermeros, Pedro Enríquez y María Andrada, quienes no recuerdan con exactitud el tiempo que demoró en llegar el médico de guardia, pero les parece que tardó media hora. Figueredo dijo Quintino aparentemente cursaba un compromiso pulmonar. Su madre se comunicaba con él. El médico le aplicó tres inyecciones. No saben cuánto tiempo pasó, pero a Quintino empezó a faltarle aire y luego le salía espuma por boca y nariz.

El cadáver de Quintino fue trasladado a Castelli para que le realicen una autopsia porque el médico que lo asistió en la emergencia planteó que su fallecimiento era dudoso. A la familia solo le dijeron que murió por problemas pulmonares. Luego le entregaron el certificado de defunción. Eso fue todo. El certificado de muerte estableció las 7.30 como horario del deceso, por paro cardiorespiratorio. El informe preliminar de autopsia estaría refiriendo que el adolescente falleció por una cardiopatía congénita, quizás vinculada con un mal funcionamiento de la aorta, patología que nunca fue diagnosticada pese a que Quintino era asistido en el hospital de El Sauzalito.

La familia

A Quintino se lo veía como un niño sano. Jugaba al futbol y corría. Fue atendido varias veces en el hospital. En una ocasión los médicos le diagnosticaron fiebre amarilla. Lo trataron durante seis meses y teóricamente se curó. Ya no tenía dolor en sus huesos. Concurría al hospital por vacunas, resfríos o fiebre.

La familia de Quintino vivía en barrio Centro. Eloisa es viuda desde hace un año. Mantiene su familia numerosa con una modesta pensión. El padre, Patricio González, falleció hace casi un año. Quintino vivía con su hermano y su cuñada Manuela para estar más cerca de su escuela porque unos chicos lo agredían si iba a su casa. Cuando se desvaneció en el baño, en la casa estaba su hermano, su cuñada y cuatro niños pequeños. La vivienda está a ocho cuadras del hospital. Son doce los hermanos. Ocho de ellos menores de edad.

Falleció otra bebé

El miércoles 24 de junio falleció una bebé wichi en el camino debido a la intransitabilidad de las picadas por las lluvias. Fue derivada desde el hospital rural de Misión Nueva Pompeya. Al día siguiente llegó el cadáver de la bebé al Hospital de J.J.Castelli. Su madre, Daniela Polo es de Pompeya. Este es otro caso recurrente de muerte evitable. Un mes antes, el domingo 24 de mayo, había falleció la adolescente wichi, de 15 años, María Beatriz Carrizo, quien murió cuando también fuera derivada desde el hospital de Pompeya al hospital del Bicentenario General Güemes, de J.J. Castelli. Debió ser trasladada de urgencia por una probable complicación respiratoria. Como no había médicos ni ambulancias en el hospital, fue trasladada en una camioneta municipal que se empantanó por el mal estado de los caminos. El vehículo quedó atascado en la cuneta. Allí murió María Beatriz, por un supuesto fallo cardíaco. En el acta de defunción figura que murió por enfermedad.

El pasado 25 de junio el indígena Fabián Speche llegó a El Sauzalito desde el paraje Tartagal. Trajo a su bebe de seis meses con neumonía. Vomitaba pus. Lo hizo en una moto porque no querían trasladarlo. En el hospital de Sauzalito no había ambulancia. El pobre padre fue rogando ayuda hasta el municipio. Solo recibió respuestas negativas. Demoró la derivación al hospital Güemes. ¿Hasta cuándo más muertes? Y, ¿alguna vez El Impenetrable contará con una avioneta sanitaria para el traslado de los pacientes que cursan urgencias o emergencias? Mientras tanto, seguirán muriendo los más pobres y olvidados de la Argentina, que ni siquiera se enojan por sus muertos.

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