En ese contexto, la provincia elevó al Gobierno nacional la presentación de denuncias a un gran número de referentes sociales que utilizarían los beneficios del Estado para enriquecimiento propio, o para extorsionar a ciudadanos a cambio de favores sexuales o trabajo esclavo.

Fue así, que el gobernador Leandro Zdero, acompañado del ministro de Seguridad de la provincia Hugo Matkovich, el diputado provincial Iván Gyoker, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, y el titular de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, hizo referencia a los 16 años de gestión justicialista, que convivieron con un Estado paralelo; y que hoy en día, terminaron con detenciones por diversos motivos.

Se informó que cerca de 70 personas abusadas en nombre de la política social son denunciantes actualmente, y que se avanzan en las investigaciones, recordando el caso de Elida Mambrín, quien "reclutaba como secretarias a chicas que recibían becas, prometiéndoles un futuro a estas mujeres que entraban en esta lógica de la trata, entregadas a funcionarios. El presidente de esta fundación estuvo prófugo y se suicidio, entre comillas, Raúl ´Kilo´ Vallejos, principal imputado junto a Mambrín", señalaron.

Algo que, actualmente en un paralelismo, terminó con la detención de Jorge Bregui en una causa muy similar, o también la aprehensión de Carlos Barraza por enriquecimiento ilícito y defraudación al Estado. También, en consonancia, vale remarcar la auditoría que avanza sobre el caudal económico de otro piquetero: Ramón “Tito” López, que en la última semana ha tenido un fuerte entredicho con la responsable del área de Capital Humano de la provincia, en esta encumbrada lucha por desenmascarar los desmanejos piqueteros.

Lo cierto es que, habiendo transcurrido 60 días de gestión, el Gobierno se empieza a ganar voces en contra a partir de que, al parecer, no habría girado la pauta al principal comunicador social oficialista-opositor, que encendió la polémica por supuestos llamados a su radio, los cuales nunca fueron emitidos al aire, donde le manifestaban que “ya era hora que la gestión provincial deje de hacer denuncias y se ponga a gobernar”. ¿Será que no quiere que se siga escarbando? ¿Tiene miedo de tener que seguir los pasos de su amiga Mambrín o de Bregui?

Con las cosas así, el gabinete aún tendría mucho por analizar de la “bomba sin mecha” que recibieron por parte de la gestión de Jorge Capitanich, teniendo que también destinar algunos fondos para solventar las deudas tomadas y sin poner la atención donde se debería poner a estas alturas, la discusión salarial con vistas a la vuelta del trabajo administrativo total.