Palo y a la bolsa: Aída aprovechó el quilombo y despachó al PJ
Y sí, lo que nadie esperaba y luego de 10 años al fin sucedió. El Frente Chaco Merece Más perdió sus primeras elecciones generales en manos de Cambiemos que no hizo mucho, pero que capitalizó de sobre manera el envío recibido desde la Casa Rosada. Si bien era de esperarse que la imagen del oficialismo decaiga un poco más, nadie, pero nadie realmente, creía en que se podía dar este batacazo. Por poco más de dos puntos, la lista de la inoxidable Aída Ayala se impuso en toda la provincia, obteniendo además importantes triunfos en los principales municipios de primera categoría.
A la hora de analizar quiénes fueron los principales perdedores, no caben dudas que fueron tres: Domingo Peppo, Gustavo Martínez y Jorge Capitanich. A pesar de haber mantenido durante varios meses la farsa de una supuesta unidad dentro del frente oficialista, quedó al desnudo la profunda grieta y las irremediables diferencias que provocaron este desastre electoral del 2017. Lejos de afianzarse y con claras señales de falta de liderazgo y conducción, el FCHMM no pudo hacer pie en Resistencia en ninguna de las cuatro contiendas electorales del año y esto provocó que el radicalismo reconvertido en macrismo logre una victoria electoral que lo deja en una posición privilegiada de cara al 2019.
Teniendo diferentes grados de responsabilidad, los tres caudillos peronistas cargan con la culpa de estos resultados. Dentro del PJ se habla de falta de liderazgo del presidente del partido y actual gobernador, quién no supo tomar las riendas del asunto y se dejó llevar por las presiones y caprichos de ciertos sectores. Esa misma falta de liderazgo que causó, además, que hasta se pierda en la mismísima Villa Ángela que gobernó durante dos mandatos y que cuenta con un increíble presupuesto gracias al municipio paralelo con el que cuenta desde el 2015.
Obviamente que la derrota en esta localidad tiene olor a vendetta y pases de facturas dentro del peronismo. No es casualidad de que Fabricio Bolatti haya aumentado exponencialmente sus votos en tan solo un mes. Es evidente que esto se trató de una cama política al principal operador político de Peppo en Villa Ángela, Aldo Almirón, que conduce la Unidad Regional Sudoeste y que pasó a ser el responsable de esta dura derrota.
Ni hablar de la responsabilidad de “Coqui” Capitanich, que durante toda la campaña mantuvo su discurso pro kirchnerista que evidentemente tenía solo un objetivo: levantar al candidato de Unidad Ciudadana. Sin querer, pero queriendo, el ex gobernador facilitó esta derrota provincial ya que con los votos que se fugaron a la lista provincial que responde a Cristina Fernández de Kirchner, se allanó el camino para una victoria de Cambiemos. No queda más que decir que esto fue otro pase de factura, pero esta vez para Gustavo Martínez que, jugando solo para sus intereses personales, presionó para que su padre, el legendario Gustavo Martínez Campos, tenga la chance de renovar su banca en el Congreso de la Nación y provoque la partida del FCHMM de Fabricio Bolatti, que se merecía ocupar ese lugar en la lista.
Qué decir de Gustavito. Además de perder en todos los circuitos de Resistencia que estaban a cargo de su estructura política, incluido su Circuito 16A, el presidente del Concejo Municipal hizo todo lo posible para destruir la relación con el Frente Grande reconvertido en Unidad Ciudadana. Por cuarta vez consecutiva se perdió en la mayoría de los circuitos de Resistencia sin importar la logística puesta a disposición, con vehículos, fiscales y apoyo político. Esa es la única realidad y es contundente.
Faltan dos años para disputar el plato fuerte de esta novela electoral que se ha puesto muy buena. Desde el Justicialismo se está haciendo todo lo posible para que Cambiemos en el Chaco siga creciendo. Sin hacer nada, sin poner plata y con una campaña proselitista casi sin presencia en el territorio, una desgastada Aída Ayala triunfó por encima de la billetera oficialista. Desde el PJ tendrán que darse cuenta que, si siguen por este camino, corren el gran riesgo de perder la gobernación dentro de dos años y quedarse sin nada.
