Durante el transcurso del conflicto bélico, María Elvira tenía 12 años e iba a la escuela Sarmiento de Coronel Suárez. “Recuerdo que mi maestra de grado nos invitó -a los estudiantes- a redactar cartas para los soldados”, manifestó Cejas.

Ese fue el primer paso para que la pequeña suarense escribiera una notificada en la que denotara el apoyo a los jóvenes que fueron a defender la Patria ante los ingleses en las Islas Malvinas.

El destinatario de la misiva, sin que María supiera, fue un chaqueño de 18 años llamado Roberto Giacomel. Según pudo saber la actual consejera escolar con el paso del tiempo, la recepción de mensajes era engorrosa ya que todas las cartas llegaban en una bolsa de consorcio.

De acuerdo a los comentarios posteriori por el propio lector, el muchacho “hurgó por una notificada oriunda de su provincia pero no halló por lo que se puso a leer en su trinchera, mediante un fósforo, una carta al azar”. Era el mensaje que había escrito la nena suarense.

Las vueltas de la vida

Pasaron nada más y nada menos que 29 años para que María Elvira tuviera novedades de su corresponsal. Fue en la biblioteca, cuando llegó a sus manos el libro Pradera del Ganso escrito por el historiador Oscar Tévez, en el cual agradecía a Giacomel. ¿Habrá otro Roberto Giacomel o será el que yo conozco?, se preguntó sorprendida.

Para develar esta cuestión, María se dirigió a la casa de Tévez y le comentó su historia. “Sí, lo conozco, fui a su casa. Vive en Villa Ángela (Chaco). Es un tipo que está entero, sin consecuencias postguerra”, narró Tévez.

Emocionada, le pidió su mail para contactarlo y él se le dio. Luego, Oscar se comunicó con Roberto y el chaqueño se acordaba de la nena de 12 años que le enviaba cartas durante la Guerra.

Al día siguiente, después de tantos años, retomaron el contacto a la distancia. “Nunca me olvidé de vos”, le confesó María telefónicamente. “No hubo un solo 2 de abril que dejara de pensar en vos”, agregó y recalcó que el hecho de ser docente acentuó, aniversario tras aniversario, ese recuerdo.

Del espacio virtual al final feliz

Ambos tenían pendientes un sueño por cumplir, debían conocerse y darse un cálido abrazo. A fines de julio de este año, Veteranos de Guerra de Coronel Suárez organizaron un encuentro e invitaron al evento anual a María para que explicara su vivencia.

Ella aceptó la propuesta y acudió al encuentro acompañada por su familia. Llevó impreso una copia de un mail del retome virtual con Roberto y lo narró a pesar de que las lágrimas querían impedir su alocución. “Yo lloraba, todos llorábamos”, sostuvo Cejas.

En ese momento, el presidente de Veteranos de Guerra de la ciudad le dijo: ¿Querés conocer a Roberto? Y sí, nos debemos el abrazo de 32 años.”, contestó María. “Y hacelo, allá está”.

Lágrimas hasta la deshidratación

A tan sólo diez metros de distancia, estaban María y Roberto, quien vino junto a su esposa desde el Chaco especialmente para el encuentro. “Nos deshidratamos”, comentó María ante NOVA en alusión a ese primer abrazo.

Asimismo, María manifestó que Roberto “no juzga a nadie por lo que vivió en la Guerra”, y acotó que, durante los dos días que compartió junto al exsoldado, “estuvo y está convencido que fue a defender la Patria”.

María Cejas aseveró que se encontró “con un hombre tan íntegro” y contó que según las palabras del propio Roberto, a “él lo salvó abrirse por la causa”.

Por último, una de las protagonistas de la historia por carta cerró con los ojos llorosos: “Fue un encuentro muy lindo, uno de los más lindos de mi vida. Me sentí millonaria”. “Ahora le debo la visita al Chaco”, esbozó con una sonrisa María.