Política
Exclusivo de NOVA

Los atropellos de Analía Liba en el AFSCA Chaco: todo sea por una banca de diputada

Liba, mate y celular. El rechazo a su gestión va en aumento.

La reciente nota de NOVA sobre Analía Liba, la coordinadora del AFSCA en Chaco, despertó la indignación de varios sectores del peronismo que se acoplaron a la lluvia de críticas que cayó sobre ella. Sus arbitrariedades en la gestión, gracias a la sugestiva línea directa que tiene con Jorge Capitanich, le hicieron creer que podía conducir el organismo a su antojo. Llegó incluso a generar más de un paro en la delegación de Resistencia por sus malos tratos.

La llaman la “reina de la ficción”. “Maneja los programas de AFSCA, tanto como las matrículas a locutores y operadores técnicos de su agrado”, le facturan. Fuentes del organismo acusaron ante NOVA que Liba exhibe “soberbia” en su gestión, lo que torna su desempeño insostenible.

“Vino desde el interior sin nada, materialmente hablando, y de un día para el otro, manejando los recursos y fondos de esta entidad, pasó a gozar de patrimonios adquiridos, con realidades de violencia y maltrato, no sólo a su personal sino a todos los que la rodean”, cuentan.

Se refieren a los orígenes de Liba en Presidencia Roque Sáenz Peña. Como gobernador, Capitanich le abrió las puertas de la administración provincial al hacerla renunciar a su actividad en su ciudad de origen y ofrecerle el cargo de coordinadora del AFSCA en el NEA, que creó para ella.

En Sáenz Peña, Liba dependía de un empresario de medios de la UCR, aunque luego renunció para sumarse a la gestión coquista. “Era una radical muerta de hambre”, recuerdan, no sin crueldad. Al punto de que hoy dice no ser “peronista”, sino “coquista”.

Liba maneja los programas de AFSCA en el sexto piso de Casa de Gobierno, en una simple oficina en la que logró imponerse no sólo por las matriculas que otorgó a todos los periodistas que tiene bajo su yugo, sino también gracias a la habilitación y licencias de radios.

La mujer se jacta además de ser productora de medios, incluso en ejercicio de sus funciones. “¿Quién controla los gastos, inversiones y distribución de licencias en Chaco?”, desafían en el PJ. El rechazo a su figura va en aumento por el reconocido maltrato, violencia y bullying que ejerce sobre sus empleados. Tuvo más de un problema y hasta paros en repudio a su figura.

La acusación sobre esta “ex militante del radicalismo” –así la definen en el alborotado peronismo chaqueño- es clara: “Cree que de esta forma logrará un lugar en la lista de diputados del Chaco o del proyecto nacional y popular”.

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