Opinión
Otra entrega en búsqueda de la verdad

Leche robada que nunca fue entregada a Salud Pública

"La pregunta entonces es la siguiente: ¿salieron o no alguna vez del galpón Cheek S.A.? La historia de la estafa y el robo todavía tiene final abierto, a pesar de la Justicia penal", sostiene el Centro Mandela.

Por Centro de Estudios Mandela

Gran parte de la leche que compró la Fiduciaria del Norte nunca ingresó a Salud Pública. La estafa privó de alimentación y remedio a niños de bajo peso, malnutridos, desnutridos y anémicos.

El dueño del negocio Cheek S.A., Sergio Saidman, y el encargado del depósito de esa próspera empresa, Claudio Ernesto Saucedo, no pudieron evitar caer en contradicciones cuando declararon en la causa en la que se investiga la leche robada.

La Justicia penal, tramposamente, orienta la investigación para descubrir el robo hormiga que protagonizaron cuatro personas. Al mismo tiempo, no investiga a los verdaderos autores de la gran estafa.

Algo peor ocurrió cuando el arrepentido, Antonio Ariel Escalante, declaró en dos oportunidades en la causa. Sus manifestaciones fueron claramente contradictorias. Expuso dos hipótesis muy diferentes. En una de ellas o en las dos pudo haber mentido. Sin embargo, el procurador Canteros, dio entidad pública a los dichos de Escalante e inició un derrotero por los medios masivos de comunicación señalando que el caso estaba esclarecido.

Al estallar el escándalo, el empresario contratado por la Fiduciaria del Norte rompió el silencio en una declaración publicada en el portal del diario Norte. Saidman afirmó que toda la leche fue entregada a Salud Pública, según los remitos que presentó ante la Justicia. Si bien en esos instrumentos no figuraba ningún domicilio, dijo que entregó la leche en el galpón del Ministerio ubicado en el Km. 1006,5 de Ruta 11. Lo que publicó Saidman fue desmentido por su propio empleado, Claudio Ernesto Saucedo, quien manifestó -como testigo de la causa- que los primeros once camiones fueron descargados en el depósito de la empresa Cheek S.A. y que los últimos cuatro fueron derivados al galpón alquilado por Salud Pública que está ubicado en el Km 23.5 de la Ruta 16, jurisdicción de Puerto Tirol.

El 2 de octubre Saidman publicó en el portal de Diario Norte que “La primera etapa de entrega de 131.712 kg se realizó mediante remitos 3-30633, 3-30637, 3-30644, 3-30645, 3-30648, 3-30650, 3-30651, todos debidamente firmados y sellados por responsables del ministerio entre el 28-03-2018 y el 06-04-2018 en galpones de la cartera sanitaria sitos en Ruta 11, km 1003 de la ciudad de Resistencia” y agregó “la segunda etapa de entregas de 56.448 kg se realizó mediante remitos 3-30660, 3-30661, 3-30665, todos debidamente firmados y sellados por responsables del Ministerio, entregas realizadas los días 10-04-2018 y 11-04-2018 en los galpones citados. La tercera y última entrega de 91.179 kg se realizó mediante remitos 3-31192, 3-31193, 3-31198, 3-31199, 3-31210, todos debidamente firmados y sellados por responsables del Ministerio entre el 03-05-2018 y el 08-05-2018”.

Mentiras evidentes

Antes el empresario también declaró en la causa. El 17 de septiembre Saidman declaró como testigo; dijo que “la leche, al llegar a Resistencia, se debe realizar la introducción bromatológica correspondiente, en la Dirección de Bromatología de la Municipalidad de Resistencia, con posterioridad era entregada en los galpones que tiene el Ministerio de Salud Pública, en ruta 11, no recuerdo la altura, en inmediaciones del Aeropuerto, confeccionándose los remitos correspondientes, los cuales eran firmados por los responsables”. Además, dijo ese día que “nunca operamos” con el galpón ubicado en Puerto Tirol.

Su jefe de depósito, Saucedo, lo desmintió en la misma causa de la leche robada. El 12 de octubre declaró que “este año, la (becaria) Sra. Aceval me había dicho que tenía problemas de espacio. Que no tenían lugar en el depósito situado en Ruta 11 Km. 1003 cerca del barrio Barberán” y que por esa razón los primeros 11 camiones con leche Purísima se descargaron en el galpón de Cheek S.A. y declaró que “los últimos cuatro camiones que recibimos, no recuerdo la fecha, pero sé que era durante el mes de mayo. Yo le avisé a Marcela Aceval, y ella me dijo que estos camiones los iban a descargar en Tirol”.

En definitiva, el 75% de la leche comprada por la Fiduciaria del Norte fue almacenada en el galpón de Cheek S.A. El encargado del depósito de esta empresa luego agregó que la leche era retirada “de a poco”.

Sin embargo y a pesar de que sólo cuatro camiones descargaron 75.264 kilos de leche en el fatídico galpón de Puerto Tirol, la Justicia penal insiste en investigar que desde allí robaron 200 mil kilos de leche. Este dato es contundente y pone en evidencia que la investigación es sesgada y tramposa, y que el posible propósito que persiguen es evitar que se descubra a los grandes estafadores.

El arrepentido que reconoció que mintió

El procurador Canteros instaló en la opinión pública que el robo de los 200 mil kilos de leche que compró la Fiduciaria del Norte estaba prácticamente esclarecido. La confesión de un arrepentido le permitió al jefe de los fiscales arriesgar que unas 30 toneladas se vendieron ilegalmente a un fabricante de helados de la ciudad de Resistencia y otras 70 toneladas fueron enviadas una fábrica de quesos de la provincia de Córdoba, a través de una cooperativa que presuntamente compraba la leche en polvo encubierta como “suero el polvo”.

El imputado colaborador o arrepentido que busca el premio de menor condena, Antonio Ariel Escalante, dijo que el camión de una cooperativa cordobesa que llevaba la leche robada traía desde Córdoba quesos marca Noal, y que otra parte se descargaba en la fábrica de helados El Polo Sur.

Los retiros que protagonizó Escalante en Cheek

Tampoco disparó la curiosidad de los investigadores que el encargado de depósito de Cheek S.A., Saucedo, reconoció que entregaban parte de la leche robada por instrucciones telefónicas que recibían de la becaria Aceval, y que confeccionaban remitos generales para justificar la entrega cuando la presunta cantidad retirada alcanzaba el kilaje similar a la carga de un equipo compuesto por un chasis y un acoplado, lo que Saidman estimó -cuando estalló el escándalo- en 18.816 unidades de un kilo cada caja.

En su primera declaración, el 25 de octubre, Antonio Omar Escalante decidió hablar y detalló que retiró leche que fue robaba junto a otros cómplices desde el galpón de la empresa Cheek S.A. Que lo hacía acompañando a una persona que identificó como “Fernando”, quien manejaba una camioneta y que su tarea era cargar el vehículo. En ese momento dijo que el rodado era de marca Fiat. Todavía aparecía en escena los vehículos Kangoo y una Master, ambas de marca Renault.

Según la primera declaración indagatoria de Escalante, se retiraron aproximadamente 24 mil kilos en varios viajes que hicieron juntos. En la audiencia, además de declarar, se le exhibieron al acusado 12 remitos de los retiros parciales. Del primero dijo que no era su firma la que estaba al pie del remito y agregó que debía ser de “Fernando”. De los otros once, señaló textualmente: “reconozco mi firma y mi aclaración puesta al pie en cada uno de ellos”.

En toda esa declaración no había ninguna referencia al galpón que el Ministerio de Salud alquilaba en Puerto Tirol.

Diez días más tarde, el mismo Escalante decidió ampliar su primera declaración. Antes cambió de abogado. Reemplazó al Dr. Carlos Eduardo Bermejo por el Dr. Juan Carlos González. El 7 de noviembre pidió declarar como arrepentido. Así aparecieron las camionetas marca Renault. El imputado colaborador cambió su status porque dejó de ser un simple changarín para pasar a reconocer que era el chofer.

Las contradicciones en las que incurrió Escalante intentaron ser justificadas por este imputado. Dijo: “respecto a mi anterior declaración de imputado, quiero aclarar que todo eso me hizo decir el abogado que me puso el Sr. José Luis Maidana, ellos me enseñaron a que declare de esa forma”. Maidana es el dueño del supermercado Norita. También está detenido y por el momento se abstuvo de declarar ante los fiscales, que estiman que tuvo un rol importante en la leche robada porque refleja una evolución patrimonial importante en los últimos tiempos.

Parece que no interesó a los investigadores por qué el primer defensor de Escalante, según sus dichos, le habría recomendado que mintiera de tal forma. En la segunda declaración Escalante se explayó con comodidad sobre el trabajo de la banda de la Kangoo, sobre cómo sacaron la leche del galpón de Puerto Tirol, que no contaba con servicios de energía eléctrica ni control y vigilancia de ninguna clase. Explicó cómo redujeron la leche robada en bolsas de diez kilos para venderlas.

¿Desarrollo Social en otra escena de un delito que no se investiga?

Escalante también dio detalles de cómo descartaban los envases vacíos de leche luego de acopiar la mercadería a granel, como si fuera “suero en polvo”.

Dijo que “Cuando terminábamos de armar los pallets de 800 kilos (con las bolsas de suero en polvo), por la noche después de las 20 hs. cargábamos los dos vehículos la Master y la Kangoo, con las cajas vacías, las cargábamos sueltas amontonándolas y las llevábamos por el mismo camino, por Bermejo hasta calle 15, pasando un asentamiento por calle 15 hay un basural. En ese lugar bajábamos las cajas y le prendíamos fuego. José Luis Mediana (el dueño de Norita) nos entregaba botellas de alcohol y un encendedor y nos decían “quemen las cajas”.

En el primer informe sobre el robo de leche en polvo fortificada el Centro Mandela sostuvo que en el galpón de Puerto Tirol se intentó armar una escena del crimen porque tiraron al voleo algodones y rompieron una puerta trasera. La maniobra fue grotesca y burda.

Los restos de cajas quemadas y alguna que otra entera que aparecieron en el basural parecen tener la misma intención, aunque dispara un hecho también de extrema gravedad. Otra vez, sin que los investigadores parecieran haberse percatado, se tratan de cajas de leche en polvo fortificada Purísima pero no de 1 kilogramo como las que compró la Fiduciaria del Norte. Sólo una correspondió a la lecha comprada para Salud Pública. La mayoría eran de 800 gramos y fueron compradas por el Ministerio de Desarrollo Social del Chaco.

El Centro Mandela recogió cajas de leche Purísima en viviendas de las barriadas pobres ubicadas en las zonas norte y sur de Resistencia. En todas figura la leyenda “Prohibida su venta” y “Ministerio de Desarrollo Social”. De los testimonios recibidos, atribuyen la venta a dos dirigentes.

¿Acaso la banda de la Kangoo también se hizo de leche fortificada del ministerio que encabeza Roberto Acosta? A los investigadores no parece importarle. Sin embargo, debieron abrir otra causa penal para investigar posibles actos de corrupción en Desarrollo Social.

Datos y hecho: faltan 100 kilos

La teoría impulsada por el procurador Canteros es que la banda de la Kangoo vendió 25 o 30 toneladas en Resistencia y 70 toneladas en Córdoba. La empresa Cheek S.A. tiene acreditadas y el arrepentido Escalante reconoció su firma que le entregaron por lo menos 24 mil kilos en los galpones de la empresa.

Como dijo el encargado del depósito de la empresa, Claudio Saucedo, sólo cuatro camiones se derivaron al galpón de Tirol. Prácticamente la totalidad de los 75.264 kilos de leche que almacenaron en ese galpón fue robada por la banda de la Kangoo.

Es conveniente recordar que el procurador adjunto Miguel Fonteina reveló que en realidad el robo de la leche alcanzó a los 202 mil kilos sobre un total de 279 mil kilos comprados por la Fiduciaria del Norte.

Si 24 mil kilos fueron entregados por remitos caseros de Cheek S.A. al arrepentido, si las cargas de cuatro camiones se derivaron a Puerto Tirol, y de allí fueron sustraídos por la banda de la Kangoo, es razonable comprender los 100 mil kilos no fueron documentados. La pregunta entonces es la siguiente: ¿salieron o no alguna vez del galpón Cheek S.A.? La historia de la estafa y el robo todavía tiene final abierto, a pesar de la Justicia penal.

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