A escasos minutos de la capital provincial del Chaco, se alza esta pequeña y pujante localidad que cada vez atrae a más turistas y residentes. Haciendo honor a su reconocimiento como Capital Botánica, invita a vivir experiencias únicas en pleno contacto con la naturaleza, donde grandes y chicos se verán sorprendidos.
Tentados a vivir un fin de semana diferente, decidimos comenzar nuestra escapada lo antes posible. Emprendemos camino y en menos de lo que nos imaginamos, llegamos al hotel de campo, donde sus dueños nos reciben amablemente.
Luego de un reconfortante descanso, desayunamos a la sombra de unos hermosos árboles. Los rayos del sol, el canto de los pájaros y la brisa matutina presagian un espléndido día de primavera, que comienza a demostrarnos que estuvimos atinados en la elección del destino.
Nuestra primera parada a pocos metros del hotel, es la Reserva Natural Los Chaguares, ideal para un recorrido con los más pequeños, quienes se entretienen mirando imágenes, leyendo y jugando con los juegos didácticos relacionados a la flora y fauna chaqueña.
Recorrer este bosque nativo despierta los sentidos: un exquisito aroma a vida silvestre, se mezcla con la necesidad de estar atentos a los sonidos de los animales. No tarda en llegar la primera familia de monos que nos deja fotografiarlos sin ningún inconveniente. Los pájaros se llevan su parte, mientras la guía nos va contando sus nombres y costumbres.
Después del ansiado picnic planeado para el almuerzo, nos dirigimos al Museo Casa Jardín Botánico Augusto Schulz. La casa se encuentra tal como la dejó este reconocido botánico chaqueño de descendencia alemana que dedicó su vida a estudiar especies que hoy podemos ver en lo que era su jardín, cada una con su nombre y características.
Recorremos el jardín, visitamos la muestra expuesta y antes de irnos nos deleitamos con unos ricos jugos naturales que nos convidan quienes participan de los talleres que a diario se realizan en el museo.
A pocas cuadras, nuestra próxima parada será la Plaza de los Jóvenes, donde se está llevando adelante la Feria de productores, emprendedores y artesanos del medio rural. Ante la variada oferta, nos decidimos por unos embutidos caseros, un queso de campo saborizado y unas verduras que según nos cuenta nuestro vendedor, fueron cosechadas a la madrugada, especialmente para traerlas a la feria. La frescura que demuestran las verdes y brillantes hojas no dan lugar a dudas y rápidamente nuestras bolsas se van multiplicando.
La tarde va cayendo y nos relajamos con unos ricos mates y una pastaflora recién comprada en la feria. El deseo es que el buen clima continúe para poder mañana disfrutar de un día de campo en nuestro hotel, donde el asado y la piscina no podrán estar ausentes.
Más información
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