Opinión
Festejaron su asesinato

La muerte de Ismael y el racismo de maestras en Villa Río Bermejito

La directora del Jardín de Infantes Nº 71, Norme Elsa Novak "festejó" la muerte de Ismael Rodríguez.

Por Centro de Estudios Nelson Mandela

La directora del Jardín de Infantes Nº 71 “Alumno Javier Cesar Cabral”, Norma Elsa Novak y la docente Ruth Hipperdinger, públicamente difundieron sus odios y resentimientos en un grupo de WhatsApp integrado por docentes del establecimiento. Más que prejuicios, expresaron racismos manifiestos e incompatibles con las mínimas cualidades humanas exigibles en estos tiempos, sobre todo tomándose en cuenta que son docentes en actividad en un territorio en el que la mayoría de los alumnos son indígenas.

La directora, junto con la docente del jardín, festejaron la muerte de Ismael Rodríguez en los sucesos del autoservicio Impulso del Barrio 713 Viviendas de Presidencia Roque Sáenz Peña. Menos mal que ante hechos similares, incluso de menor intensidad en actos de racismo, en nuestro país o en naciones limítrofes terminaron con el apartamiento de esta clase de docentes.

Se sabe que el caso será planteado ante el Ministerio de Educación. Ante hechos similares a los ocurridos en el país o en países limítrofes con población aborigen, como es Bolivia, se dispuso el apartamiento de los docentes responsables. Paralelamente se abrieron investigaciones administrativas en organismos encargados de casos de discriminación, como el INADI en la Argentina, pero también penales. Todo ello, independientemente de las disculpas que dieran.

Odio y prejuicio

Comentando los hechos ocurridos a principios de septiembre en el barrio 713 Viviendas de Sáenz Peña, la directora Novak directamente dejó entender que Ismael, el niño asesinado, estaba aprendiendo a robar cuando perdió la vida y que tendría que reclamar “al que los organiza”.

La docente Hipperdinger fue aún más allá. Felicitó al autor del disparo “por la puntería” con la que acabó con la vida de Ismael y dijo que el niño formaba parte de un grupo de “chorros de mierda” que “no van a trabajar”. La Justicia todavía no pudo determinar quién disparó la bala que mató al niño.

Las docentes evidentemente se retraoalimentaron en el odio que comparten. La directora comentó la felicitación de la maestra al autor del disparo agregando que son “chorros” y que se iban a llevar del lugar “botellas y no de leche”. La cuestión no vinculó exclusivamente a este par de docentes. Otros efectuaron comentarios del mismo estilo y contenido, aunque no pueden identificarse en la conversación grupal.

La tierra de Lorenzo Heffner, de sus clientes, amigos, favorecidos y seguidores

La muerte de Ismael Rodríguez disparó varias sensaciones. Las primeras se apuraron a calificar como un hecho delictivo los incidentes que se produjeron en los alrededores del autoservicio Impulso. Rayaron la discriminación y el racismo a través de interpretaciones descalificatorias sobre los hechos ocurridos y las consecuencias que destacaban ante la inestable situación del país.

Villa Río Bermejito no fue la excepción. En tierra de Lorenzo Heffner, denunciado por racismo en 2008, redes sociales se transformaron en ligeros confesionarios para exponer miserias. Dejaron de lado los estilos aparentes para dar paso a las descarnadas formas de pensar de importante grupo social, que se vieron complacidos y representados por las expresiones de las docentes Norma Elsa Novak y de Ruth Hipperdinger.

Sin embargo, se produjo una importante contrapartida. Algunos de los miembros de la comunidad educativa receptores del mensaje no sólo lo repudiaron, sino que lo hicieron trascender para que se conociera el íntimo pensamiento de este par de docentes. Denunciaron que instigan a la deserción escolar en las comunidades indígenas. Quizás allí radicarían los propósitos de las docentes involucradas en estos tristes hechos de racismo.

Las manifestaciones de estas docentes fueron graves e inaceptables desde todo punto de vista.

A horas de la muerte de Ismael el gobierno, a través del ministro Martín Nievas y el procurador general del poder judicial, Jorge Canteros, informaron a la opinión pública que Ismael nada tuvo que con los hechos de violencia, sino que fue una víctima inocente simplemente por estar en el lugar.

No se intentó saquear el supermercado Impulso

Es cada día menos creíble que los graves hechos ocurridos en Sáenz Peña se iniciaron con un intento de saqueo por parte de jóvenes indígenas. El ministro de Desarrollo Social, Roberto Acosta, realizó una denuncia ante el mismo fiscal que investiga la muerte de Ismael. Denunció que presuntamente el dueño del supermercado retuvo tarjetas alimentarias a miembros de las comunidades aborígenes estaban enojados porque no se les devolvía las tarjetas, por lo que se manifestaron ante el supermercado.

Medios nacionales e internacionales se hicieron eco de lo ocurrido. Sólo una minoría consideró que lo que pasó allí fue un intento de saqueo. Al jazeera cubrió el caso la semana pasada. Antes lo había hecho el Canal 13 de Buenos Aires. Y cuando terminamos esta nota, Tomás Méndez -periodista que conduce ADN del Canal C5N- también comenzará a trabajar los hechos en el lugar donde sucedieron, casi el mismo tiempo que el portal VICE de México.

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