La gestión de Capitanich aprovechó la ruptura de la transición para dejar el Gobierno a la deriva
La derrota electoral del 17 de septiembre para la conducción del gobernador Jorge Capitanich, provocó un sinfín de reacciones para propios y extraños, más allá de los análisis y entredichos. Si bien, en primer término, públicamente se habló de encaminar una “transición ordenada” de la gestión, lejos quedó eso de lo que finalmente parece que va a pasar camino al 10 de diciembre.
El “retiro” del equipo técnico del gobernador electo Leandro Zdero de la tan debatida “mesa de transición”, desató una guerra entre partes que decantó en diferentes medidas por parte de la gestión saliente. A esto, se sumó la denuncia pública del dirigente social Ramón “Tito” López contra “Coki” y la ministra de Desarrollo Social María Pía Chiacchio Cavana, por la falta de entrega de mercaderías y millonarias compras de bienes que parecen no tener destino alguno.
Estas situaciones, más la falta de intervención de los efectivos de la Policía del Chaco ante las innumerables manifestaciones sociales con interrupción del tránsito en el microcentro durante la semana, hacen presagiar que la conducción de Capitanich parece estar a la deriva o con una cabeza de Estado que ya no toma las decisiones básicas.
Y, como si esto fuera poco, políticamente habría que sumar algunos condimentos que generan un combo agridulce para los funcionarios, que con un trabajo de territorio por parte de muchos actores, le generaron un buen caudal de votos a la fórmula Sergio Massa – Agustín Rossi, pero que en las relaciones internas marcó claramente una grieta que dejó a “Coki” como el “bicho feo” de las reacciones.
La ausencia de Capitanich en los diferentes cierres de campaña encabezados por los candidatos a diputados nacionales y al Parlamento del Mercosur parecen estar impulsados por un arrastre negativo que generaría el gobernador saliente, que lejos dejó su imagen de máximo referente político del Justicialismo, y que provocará un barajar y dar de nuevo en un futuro no muy lejano en la conducción partidaria.
Este combo letal, provocó la toma de decisiones, retiro de bienes, desaparición de papales y la negativa en rubricar papeles para pagos vitales en el edificio de Marcelo T. de Alvear al 150, motivados directamente por la ruptura de la transición, que generará un traspaso poco amigable y seguramente terminará con denuncias administrativas y auditorias exhaustivas que buscarán escarbar en la carroña provocada en los últimos 16 años de conducción peronista.
Con dos llamados electorales más en el horizonte, que tendrán una injerencia directa en mayor o menor medida en la conducción provincial, el barco está claramente a la deriva y con un 10 de diciembre que parece cada vez más lejano ante cada reclamo o pedido de intervención de la administración pública. Dura tarea tendrá el equipo de funcionarios que ingresará a Casa de Gobierno, debiendo intervenir en una provincia que hace agua por todos lados y que hoy no responde por un operativo retirada a fondo…
