Resistencia
Hoy es la reinaguración

La Plazoleta Codutti, resiste en Resistencia

El intendente Jorge Milton Capitanich cuando tomó la decisión errada de disponer de un lugar público -luego de la donación de una familia- para transferir a una denominación religiosa.
Capitanich colocando la piedra fundacional de lo que hubiera sido una iglesia Ortodoxa en una plazoleta.

Finalmente con la reinauguración de la Plazoleta Codutti se cierra una etapa, seguramente, después de los discursos y felicitaciones a las autoridades presentes, cuando el ruido se acalle, es momento de reflexionar, es momento de pensar, si todo esta controversia que derivó en un oneroso proceso judicial, se podía haber evitado y ahí es donde entra a tallar el criterio y el buen tino de las autoridades que gobiernan esta querida ciudad.

Por un lado está muy bien que finalmente prime el sentido común y las autoridades decidan cumplir las ordenanzas, las leyes y respeten la historia de un barrio y el legado de los primeros pioneros para con la ciudad, pero no podemos dejar de lado que en este caso hace un año, casi para esta misma época, y como este portal lo reflejaba, el mismo intendente que hoy encabeza el acto, plantaba la piedra fundamental de una iglesia ortodoxa, “la más importante de Sudamérica”, según sus propias palabras, en el corazón de esta Plazoleta Codutti, desoyendo la voz de vecinos y gente con sentido común, y como si esto no bastara, las fotos de la época registraban al lord mayor de resistencia, de rodillas participando activamente de una liturgia religiosa de la Iglesia Ortodoxa Serbia, en medio de la Plazoleta Codutti.

Los más memoriosos recordarán que a finales del año 2017, los empleados municipales retiraban los juegos que funcionaban en la plazoleta, y se anunciaba que el predio sería cedido en comodato a la Iglesia Ortodoxa Serbia.

Allí comenzó una dura batalla en los medios primero y en la justicia después, entre una concejal municipal, una legisladora nacional, apoyados por familiares de don Félix Codutti y vecinos del barrio, y por otra parte la Municipalidad, ya que el Intendente y sus colaboradores más cercanos insistieron en entregar la plazoleta a manos privadas, apelando varias veces en la justicia.

Felizmente, la justicia en este caso apoyó el reclamo popular, ordenando restituir los juegos y es así que la municipalidad no tuvo más remedio que volver a reinstalar la plazoleta y proceder a su remodelación, volviendo sobre sus pasos hacia un proyecto que ya tenía y que fuera presentado públicamente en las páginas municipales y que jamás debió haber dejado de lado, por lo que a simple vista aparece como un capricho personal, alejado de toda lógica.

Desde este espacio, celebramos que se respeten las tradiciones y sobre todo la ley, y hacemos fervientes votos para que alguna vez la Municipalidad nos informe y se sepa cuanto le costó esta fallida aventura en concepto de gastos y costas judiciales a los contribuyentes.

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