Era cantado que todo el escándalo judicial (Lavado II) de Aída Máxima Ayala y Jacinto Sampayo no iba a quedar tranquilo tras la mediática salvación que la actual diputada nacional y ex intendenta capitalina obtuvo tras la jugosa contratación del catedrático de primera línea Ricardo Gil Lavedra. Si bien el pope del sindicalismo municipal chaqueño se encuentra todavía hasta las manos y lejos de safar, desde la Justicia federal chaqueña ahora van por la segunda línea de dirigentes naranjas, como Leandro “El zorro” Zdero, así como Fernando Novo (Economía), Alicia Ogara (Obras y Servicios Públicos) y José Alejandro Abraam, todos ex funcionarios del Municipio de Resistencia durante la gestión de Ayala.
El actual diputado provincial macrista tuvo que comparecer ante la jueza Zunilda Niremperger esta semana para rendir cuentas tras los pedidos que la Fiscalía realizó a la AFIP, Migraciones y a la Unidad de Información Financiera (UIF). Algo que llamó la atención de los investigadores serían los resultados de las pesquisas solicitadas a otros organismos, como el Registro de la Propiedad de Inmueble de Resistencia y Presidencia Roque Sáenz Peña, la Dirección Nacional de Registro de la Propiedad Automotor, la Inspección General de Personas Jurídicas y el Registro Público de Comercio de la Provincia.
Estaría llamando poderosamente la atención la documentación existente sobre el estado patrimonial del legislador que en las últimas semanas se encuentra prácticamente escondido y sin apariciones públicas, algo que sorprende a propios y extraños ya que el perfil del ex jefe de gabinete de Aída es totalmente expuesto a diario en las redes sociales.
De más está decir que desde los pasillos de la sede partidaria radical, ya se comenta que la ex intendenta de Resistencia habría entregado a Zdero para poder desviar la atención de la megacausa en la que está siendo investigada. La muñeca judicial de Gil Lavedra no habría sido lo único que permitió la por ahora salvación de la tía, más cuando queda al descubierto que la Justicia Federal va ahora por la segunda línea de dirigente tratando de, por lo menos, hacer caer a alguien por el notorio desmanejo de los destinos del municipio más grande de la provincia durante los 16 años anterior a Capitanich.
Veremos en quedará todo esto y si no forma parte de un operativo fantasma, como los que ya se vivieron en estas épocas, con el fin de desviar la atención pública e instalar una cortina de humo. Como siempre, solo el tiempo dirá y dejará al descubierto la estrategia de ambas partes.
