El karma de Coqui: de la cima al subsuelo en sólo 10 meses
Qué paradoja la que está viviendo hoy Jorge Capitanich. Luego de acostumbrarse a moverse en la cúspide del poder durante tantos años, hoy le toca sobrepasar una situación muy difícil pero sin dudas merecida. Luego de una serie de yerros políticos durante el apogeo del imperio kirchnerista que lo dejaron totalmente fuera del protagonismo y el ruido mediático nacional, así como de pésimas movidas políticas en el armado de listas en la provincia que regalaron en bandeja la gobernación a Domingo Peppo, hoy al caudillo ¿peronista? no le queda otra que refugiarse en el Municipio de Resistencia en busca de una oportunidad de reflotar.
El panorama de tomas formas no es alentador, ya que con un ahogo financiero tanto de la Nación como de la gestión provincial peppista, a Capitanich no le queda otra más que amañarse y gobernar con chauchas y palitos una ciudad que heredó una compleja situación de abandono tras 16 años de radicalismo. Tratando de camuflarse y haciendo una pantomima de gestión efectiva, la capital chaqueña actualmente funciona con los servicios básicos e indispensables, pudiendo continuar solamente con saldos de obras planificadas por la tía Aída en el 2015.
Ya han pasado casi 10 meses de gestión y los vecinos comienzan a reclamar el majestuoso plan de obras para la ciudad anunciado en campaña y que fue el estandarte para lograr la victoria electoral. Hasta ahora el intendente se dedicó a plantar árboles, recorrer todos los barrios con la supuesta excusa de conocer las problemática de los vecinos en las repetitivas meses de gestión municipal y renovar los contratos con empresas externas de servicios que se encuentran estrechamente vinculadas al secretario general del STM, Jacinto Amaro Sampayo. Claro, como todo jefe comunal resistenciano es imposible poder despegarse de este "compromiso" con la corporación que cogobierna la ciudad desde hace años y que realmente tiene las riendas del Municipio.
En el plano político, la situación también es bastante complicada para el ex gobernador. Además de una pésima e irremontable relación con la Casa Rosada, Capitanich tiene que merodear en medio de una dura interna peronista en el Chaco. A pesar de tener una relación amigable en cada acto en el que se cruza con el gobernador, aprovecha la oportunidad que tiene a mano para enviar dardos que se clavan en el centro del corazón. Lógicamente esto genera un distanciamiento que se acentúa con la bajada de línea que seguramente Mauricio Macri realizó a cambio de promesas de oxígeno para el Chaco.
El intendente de Resistencia no tiene otro remedio. Tendrá que cambiar su postura y dejarse someter tanto por Macri como por Peppo, o seguirá en un franco camino hacia el subsuelo que se constituirá en un estrepitoso fracaso que seguramente culminará con una candidatura a diputado nacional que servirá de túnel de escape hacia Buenos Aires el año que viene. Eso sí, ese cargo seguramente le permitirá al montenegrino seguir recorriendo la provincia presentando su último bestseller de la literatura "En Primera Persona", que plantea una profunda discusión de lo que significa el impacto de la concentración mediática macrista, su experiencia como el Jefe de Gabinete más volátil de la historia del país y la mar en coche.
La resurrección de los muertos vivos
Las nefastas figuras del radicalismo chaqueño que hicieron estragos durante décadas, reaparecieron de la mano de Mauricio Macri. Primero Aída Ayala visitó Charata y aprovechó créditos nacionales para exigir escenario y minutos de discurso que le permitan reaparecer en el plano mediático.
La otra aparición fue la del senador nacional y ex gobernador Ángel Rozas que fue el anfitrión y guía turístico del Presidente durante su recorrida de esta semana por Presidencia Roque Sáenz Peña. Por fin Macri le hizo un guiño a estos dirigentes que se encontraban llenos de polvo en algún sótano y que con el impulso presidencial comenzaron a parecerse una oposición seria en el Chaco. Ahora solo le queda buscar la forma de limpiar su imagen y convencer a la comunidad que no cometerán los mismos errores que cometieron cuando eran gobernantes.
