Históricamente el problema de la basura y los residuos fueron eje de gestión de cualquier intendente capitalino. La tía Aída hacía gala de su contrato descomunal para terminar de una vez por todas con esta problemática, pero sin aclarar que personas de su círculo íntimo eran los principales accionistas de estas empresas prestadoras de servicios.

No sólo su mítico y nefasto socio político Jacinto Amaro Sampayo se encuentra involucrado, sino quién en su momento era su yerno, Alejandro Fischer, quién accedió a tantos beneficios y fortuna gracias a la estrecha relación de la entonces caudilla radical. En tiempos en lo que la impunidad ayalista era moneda común y cuando por medio de la pauta oficial se mantenía callado a los medios, la ex intendenta hacía gala de su poder y se burlaba de la comunidad resistenciana asegurando que la problemática de la basura estaba cerca de solucionarse.

Solo bastaba con recorrer las calles capitalinas de la periferia para ver las pilas de basura desparramada que conformaban los más de mil basurales a cielo abierto en pleno corazón de la capital chaqueña.

Luego de más de dos años de haber dejado el cargo y tras una aventura macrista que incluyó cargo en la Casa Rosada y hasta una victoria electoral que le dio una banca en el Congreso Nacional, la candidata a gobernadora del PRO en la provincia dejó esfumar sus posibilidades y se encuentra cavando su propia tumba.

A pesar de las dilaciones y las chicanas que se estén ejecutando, hay que ser claro y seguro: tarde o temprano la diputada nacional perderá sus fueron y terminará detenida. Puertas adentro del radicalismo reconvertido en PRO ya se encuentran trabajando para encontrar un nuevo candidato para el 2019, porque si queda algo bien claro, es que Aída Ayala ya es una muerta viva de la política a la que no le queda más hilo en el carretel.