El primer día, la travesía puede comenzar temprano con una cabalgata por el monte, donde el paseo permitirá conocer los diferentes ambientes naturales que ofrece nuestra región. En el medio, un rico almuerzo tipo pic-nic con productos regionales y artesanales permitirá retomar fuerzas para continuar con el recorrido y llegar con energías al final de un día donde el cuerpo y los sentidos estarán a prueba. En este almuerzo, como en el total del paseo no faltará la presencia de un guía bien gauchesco que nos vaya contando los pormenores y costumbres de la vida de campo, donde las aventuras diarias no faltan.

Una vez terminada la cabalgata, y ya entrada la tarde, lo ideal es una caminata por las picadas del frondozo monte chaqueño, donde puede realizarse reconocimiento de flora y fauna autóctona, destacándose altos quebrachos y milenarios algarrobos. La presencia de insectos, algunos animales y flores exóticas también invitan a realizar safari fotográfico, aprovechando los últimos rayos del sol.

A la noche, ya cuando el cuerpo pide un descanso de un agitado día, nada mejor para relajarse y para continuar conociendo la vida campestre que un fogón con torta parrilla, choripán (sándwich de chorizo y pan casero) o asado, acompañado de alguna rica bebida a elección de los comensales. La comida además contará con el ingrediente extra de escuchar relatos de cuentos y leyendas locales, muchas veces de boca de sus propios protagonistas.

Luego de un merecido y seguramente más que ansiado descanso, el segundo día comenzará con un sustentable desayuno donde no faltarán el mate cocido quemado, el mate, los chipacitos, el pan casero y las tortas fritas recién elaboradas.

El especial del día será la recorrida por el río Bermejo, que culminará con un rico almuerzo, consistente en un estofado de chivo al disco con arroz y un postre con frutas de estación. Por la tarde las actividades por el campo invitarán a continuar relajándose en un ambiente donde la brisa del río, el sonido de la naturaleza y la paz acompañará, haciéndonos pensar nada más que en relajarnos.

En el tercer día, luego del ya reconocido desayuno campero, se podrán recorrer los corrales de los animales de granja, donde se podrá interactuar con cerdos, chivos, ovejas, vacas y caballos y la posibilidad extra de presenciar y escuchar cómo los gauchos trabajan con ellos.

A la hora del almuerzo podremos disfrutar de los “Sabores regionales del Chaco”, donde el locro es un recomendado de la casa, aunque también el chivo no deja de ser una excelente opción. No faltarán las ensaladas, la sopa paraguaya y guarniciones realizadas con productos caseros y de la huerta. De postre se podrá degustar algún dulce casero preparado especialmente para la ocasión o frutas de estación cosechadas directamente por los visitantes.

Por la tarde, luego de una larga sobremesa, llegará el momento de una tranquila caminata que puede culminar en el río de Oro, un hermoso lugar con selva en galería y aguas tranquilas.

Sin dudas, luego de la experiencia, los visitantes volverán renovados, no sólo de espíritu, si no con nuevos conocimientos sobre un estilo de vida diferente, que guarda en su interior secretos, costumbres, mitos y leyendas capaces de encantar a grandes y chicos.

Más información

Quienes precisen más información para organizar su escapada de fin de semana pueden ingresar a la página oficial del Instituto de Turismo del Chaco.