Muchos aseguran que esta jugada política no es más que una bajada de pantalones para poder seguir recibiendo las migajas que el Gobierno nacional le entrega al Chaco en esta gestión, así como para intentar recuperar algunos fondos que la provincia no percibe por culpa de Capitanich, que durante el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner resignó algunas partidas en concepto de Coparticipación Federal tras las presiones de la Casa Rosada.

Ahora bien, desde el entorno de la Municipalidad de Resistencia creen que como parte de pago de esta opereta peppista, no sólo están en juego los fondos para garantizar la gobernabilidad en la provincia, sino que también las presiones para que la Justicia federal avance con las causas que mantienen preocupado al ex gobernador kirchnerista y que tienen como principal objetivo meterlo tras las rejas. En el entorno peppista saben que tener la billetera disponible no será suficiente para doblegar a Capitanich, que con una austera y prolija gestión en la que sumo cientos de cuadras de pavimento pasa a estar muy bien parado para retornar a la gobernación dentro de dos años.

Más si se tienen en cuenta los repetidos errores operativos que cometen funcionarios en distintas áreas del Ejecutivo, que solo provocan un deterioro sostenido de la imagen del actual gobernador del Chaco.

El tiempo dirá si esta exposición negativa que tuvo durante el conflicto legislativo por la reforma previsional repercutirá en sus aspiraciones para mantener el cargo o el pueblo chaqueño, divido entre las ideologías kirchneristas o del PRO, decide hacerlo a un costado para cambiar de aire o volver a los 8 años de muy buena gestión de Capitanich.

Esta parecería la opción para potable, ya que a pesar del apoyo de la Casa Rosada y las reiteradas visitas presidenciales, todavía no se avizora un posible candidato con chances dentro de Cambiemos Chaco, con una muy desgastada Aída Ayala y delfines que todavía no maduran como para aspirar a una gobernación.