Con el agua hasta el cuello volvieron los manotazos de ahogados
El calor y la malaria generalizada venía siendo la protagonista indiscutible del verano chaqueño hasta que un día comenzó a llover y la cosa realmente empeoró. Más si se tiene en cuenta que también se sumó la tradicional crecida de los ríos Paraná y Paraguay que durante estas épocas muestran su cara más dura, provocando el colapso de la zona ribereña acompañada de evacuaciones que afectan a los sectores más vulnerables de la sociedad.
Lo que antes solo afectaba a la zona metropolitana y las localidades ribereñas, hoy ya complica a varios municipios que no se encuentran preparados para soportar este tipo de temporales. Y con esto no estamos diciendo que Resistencia y alrededores si lo esté, ya que a pesar del correr de los años cada vez se profundiza aún más la cosa y ya se torna incontrolable para el gobernante turno que sea, ya que sin obras reales de infraestructura la cosa no va a cambiar.
Es más, todo va empeorando ya que no son más solamente cuatro o cinco cuadras de la capital las que quedan anegadas cada vez que llueve. El avance del pavimento, la mugre provocada por los vecinos que ves es más y la negligencia de las empresas constructoras que ejecutaron obras de infraestructura de manera inadecuada conforman un cóctel fatal que convirtió a Resistencia en un espejo de la mítica Venecia italiana.
A la hora de buscar responsables no se puede apuntar directamente a nadie, porque esta problemática es histórica. Y no solo en Resistencia, sino en toda la provincia. Ya que la mayoría de los municipios, sean de la categoría que sean, con el poco presupuesto que tiene priorizan la ejecución de obras de infraestructura que más venden y que sirven para hacer campaña política ante los ojos de los vecinos.
Pavimento y más pavimento, sin importar la ejecución de un plan maestro de desagües pluviales que no generen este tipo de inconvenientes cada vez que llueve. Y el claro ejemplo está en Presidencia Roque Sáenz Peña, una de las localidades que más acompañamiento provincial y nacional tuvo y que nunca ejecutó obras de infraestructura de verdadera importancia para evitar el colapso como el que se vivió en los últimos días. Ni hablar de los municipios de segunda y tercera que apenas si pueden pagar haberes municipales y tiene que vivir llorando para que los gobernantes de turno le bajen alguna obra.
Decreto blandito, blandito…
Para colmo, casi como la cereza del postre, los diputados provinciales salieron en estos días a criticar el decreto N° 116/18 firmado por el gobernador Domingo Peppo que declara por el término de 60 días estado de emergencia para Quitilipi, Avia Terai y Presidencia Roque Sáenz Peña. Para los legisladores el instrumento firmado por el gobernador no permite solucionar el tema de manera sustentable en los distintos municipios.
Por eso, si bien se pusieron a disposición del Ejecutivo, propusieron profundizar las medidas para que sean más convincentes y presionar para llevar adelante una reunión urgente en Casa de Gobierno el próximo lunes. Sí, el lunes, no vaya a ser que tengas que trabajar el fin de semana…
Volviendo al tema, la realidad es que ya se acabaron las excusas y no se puede culpar más la supuesta herencia de malas gestiones anteriores al 2007. El Frente Chaco Merece Más gobierna ya hace más de 10 años y se siguen repitiendo las mismas situaciones de dos décadas atrás. Jorge Capitanich y Domingo Peppo tienen que hacer una verdadera autocrítica y ponerse a trabajar para que de una vez por todas las cosas comiencen a cambiar en el Chaco.
Paradójicamente, el cambio es el eslogan de sus archirrivales que tampoco supieron solucionar en el pasado este tipo de cuestiones. Solo el tiempo dirá si alguna vez los chaqueños dejaremos de recibir el mote de “inundados” o, a lo mejor, si nos salvamos de hundirnos literalmente en el agua como casi sucede en estas últimas semanas.
