Capitanich, además, adelantó que - a la eliminación de lomos de burro, que ya se ejecutan - se sumará un programa de instalación de semáforos y de control vehicular con cámaras de video, para acrecentar el control sobre el tránsito en la ciudad de Resistencia.

"En ese contexto, la existencia de los inspectores ayudará a la implementación de este sistema de control. Pero es necesario el cumplimiento de las leyes de tránsito; y por eso, desde el mes de febrero, arrancaremos con un mecanismo de concientización riguroso de persuasión a peatones, motociclistas y automovilistas", aseguró. "Pero, cumplido esta etapa, iremos por la aplicación de multas porque - realmente - vemos que no se cumple con las normas de tránsito", sentenció.

"Nosotros también vamos a avanzar con una corriente de educación vial y ambiental con la escuela pública y la privada; porque esto es lo que el chico asimila como algo natural y a la vez condiciona la conducta de los padres. Pero también existe una multiplicidad de normas y actitudes que hacen a la seguridad de cada persona", adelantó el jefe comunal.

Admitiendo que "esto no se puede cambiar de un día para otro, porque no hay forma inmediata de cambiar la conducta de las personas".

Recaudación

Tras explicar las diversas variables que se conjugan para enfrentar el desafío que hoy tienen las autoridades para reducir el caos vehicular y la siniestralidad que hoy tiene, no solo la capital sino el Área Metropolitana, Capitanich reveló que en Resistencia tributan 50 mil vehículos sobre 90 mil patentados, y el parque de motocicletas suma 115 mil motos; y las cifras provinciales también muestran un crecimiento exponencial a nivel provincial. Y esta cantidad de vehículos exige, hoy por hoy, mayor espacio de transitabilidad ante una frecuencia mucho más densa que 10 a 15 años atrás.