Si uno tiene en cuenta el apoyo presidencial que tiene la dirigencia radical chaqueña, cualquiera se animaría a vaticinar un triunfo electoral en las elecciones legislativas del año que viene. Si bien este apoyo tácito podría favorecerlos, existen algunos detalles que podrían genera una debacle en el seno de la oposición.
Tras el desarme y caos producido por la dura derrota en las urnas el año pasado, la rispidez existente pero camuflada dentro del radicalismo chaqueño sería un grave atenuante que no permitiría un real consenso para el armado de listas para el año que viene. La oposición en el Chaco solo tiene una cosa bien clara: utilizar el supuesto apoyo de Mauricio Macri para poder tener esperanzas de recolectar votos que le permita recobrar el poder perdido en las legislativas 2017. Claro, este supuesto apoyo podría ser un arma de doble filo si se tiene en cuenta el malestar del electorado por las medidas tomadas por la Casa Rosada en estos primero 10 meses de gestión.
Volviendo al Chaco, la única dirigente radical (¿?) que continúa siendo la astilla en la planta del pie de toda negociación en la mesa chica de la oposición, es nada más que Aída Máxima Ayala. La actual funcionaria nacional todavía sigue creyendo que es dueña de un gran caudal de votos en Resistencia y alimenta su ego con su actual posición como subsecretaria de Asuntos Municipales de la Nación. Pero esto no significa que la impresentable señora que manejó los destinos de la capital durante años tenga en la actualidad el apoyo de la comunidad.
Hoy más que nunca la línea más pura de Convergencia Social que lidera el ex gobernador Ángel Rozas ve a Aída como la enemiga a destruir antes de pensar en sus rivales electorales del peronismo chaqueño. En los pasillos de la sede partidaria de López y Planes aún se siente el rencor de la traición de Ayala en los comicios del 2007 que permitió un ajustado triunfo de Jorge Capitanich sobre Rozas por apena un puñado de votos. Casi 10 años después esto sigue latente. Este rencor generó una clara muestra de la venganza. Fue la plancha que hicieron los comandados por el ex gobernador radical en las provinciales del año pasado que prácticamente entregaron en bandeja al interior para que Domingo Peppo obtenga un claro triunfo electoral sobre la mujer de plástico.
Aída Insiste
La Tía -como le dicen sus allegados-, no se rinde y utiliza su actual posición para pretender instalarse nuevamente en la provincia. Con la repartija de los pocos fondos que envía Macri para los municipios chaqueños, la mujer que virtualmente destruyó Resistencia en 12 años, recorre la provincia exigiendo protagonismo a cambio de agilizar la burocracia para la bajada de obras fundamentales para los pueblos. Un claro ejemplo es lo sucedido semanas atrás en el aniversario de Charata, donde firmó convenios de obras y exigió estar presente en la primera fila del palco y subirse al atril para brindar un discurso que ni siquiera fue aplaudido por el público presente.
Actitudes como estas son las que provocan el malestar dentro del radicalismo chaqueño. Un malestar similar al que provocaban los fuertes olores de los minibasurales distribuidos por todas las zonas de Resistencia que era la característica principal de la última gestión como intendenta de Aída Ayala.
Todavía restan varios meses para la definición de las listas y la disputa electoral. Es por eso que la señora de plástico podrá intentar aplicar un cambio de rumbo y dejar las viejas prácticas que utilizaba para poder definitivamente ser aceptada por el electorado del Chaco profundo. Porque con su séquito de secretarias impresentables y ayudantes obsecuentes que la acompañan por los diferentes municipios no logrará el objetivo programado. Es más, seguirá haciendo el ridículo como sucedía el año pasado cuando salía a recorrer Resistencia totalmente inundada con una vestimenta grotesca que nos daba risa a todos.
