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Impenetrable: elegida por Dios, una de las zonas con más riqueza extraordinaria

Alejandra Bordón nos invita a vivir la experiencia Impenetrable desde adentro, con su cultura a flor de piel.

Por Alejandra Bordón

Especial para NOVA

Uno de los itinerarios más hermosos que se pueden hacer por Chaco, es sin dudas el Impenetrable, a casi 300 km al Norte de Resistencia, capital de la provincia. Una de las zonas más ricas del nordeste por su variedad de producción y su riqueza extraordinaria. El Impenetrable: la elegida por Dios, se compone de 7 municipios cada uno con gran población originaria.

Cualquiera de los principales destinos de Chaco, terminará por la picada de los montes de diferentes parajes de la zona rural del departamento General Güemes, el más grande de Argentina. Con zonas arqueológicas (Misión Nueva Pompeya) merecería un viaje por sí solo. Al recorrerlo todo, completamos uno de los itinerarios más hermosos que se pueden hacer dentro de esta provincia.

Apenas se visita, nos daremos cuenta de que el 60 por ciento de los lugares está protegido por ley para evitar el desmonte y se trabaja para que cada día sean más los espacios protegidos.

Me planté ante la estela más alta del mundo Wichi tratando de descifrar sus símbolos, y un médico me contó que los hermanos Wichi es un pueblo originario retraído y comercian su artesanía para vivir. Me contó también la causa más probable de la desaparición de la civilización Wichi, ni cataclismos ni desastres naturales, aunque también los hubo. Por tanta sequía. La tierra que cultivaban era paupérrima, apenas los primeros 20 centímetros eran aprovechables, el resto era suelo tan seco y salada su agua que se rajaba y su dieta se basaba en el fruto del árbol del algarrobo, semillas, tunas y mucho maíz, pocas frutas y verduras que al crecer sin nutrientes se pudrían rápido.

Si además tenemos en cuenta el exceso de monte, el resultado es que sufrían anemias severas, había escasez de nacimientos y una elevada mortalidad infantil. La deforestación de las tierras circundantes hizo que los terrenos agrícolas acabaran convertidos en estériles ciénagas y la dinastía reinante perdió toda credibilidad al no ofrecer soluciones con sus rezos. Todo ello llevó a una quiebra institucional e ideológica de la forma tradicional de gobierno. Fueron los soberanos, seguidos de las élites, los primeros en abandonar el barco. El resto de la población se fue marchando gradualmente a tierras más fértiles.

Si la visita a la localidad de Misión Nueva Pompeya fue sobre todo didáctica, la de Sauzalito fue extremadamente sensorial. Este pueblo es más pequeño que Miraflores y Fuerte Esperanza pero de características similares. Llega tan poca gente que hice la visita con la única compañía de un guía. Desde la copa de los árboles se divisa el río grande embravecido.

Un numeroso grupo de monos aulladores nos iba siguiendo, con sigilo, hasta que inundaron todo el monte con su característico y ensordecedor grito para hacernos ver que estaban allí. Me paré para disfrutar de un espectáculo sonoro que se alargó durante varios minutos, tras los que acabé con la piel de gallina. Aquella era su casa y así nos lo habían hecho saber.

Una de las características de la zona es la reserva más grande de loro hablador. Entrar a ese lugar es un privilegio destinado a las clases dirigentes, tanto civiles como religiosas, y que yo me había reservado para ver el atardecer. Llegué hasta un paraje llamado “La Armonía” en busca de alimento. Encontré una familia Qom: los Sarabia. Se pararon unos segundos para mirarme con curiosidad, apenas a un par de metros de mí y continuaron con lo suyo.

Caminé unos pasos y entre al Parque Nacional Impenetrable a pesar de la gran inversión de la provincia del Chaco y de la Nación, aún está en veremos el libre acceso y la logística del lugar. Hice largó camino hasta llegar a la gran plaza, el centro de Miraflores, donde se celebran cultos religiosos y se dispara la imaginación; trataba de recuperar el aliento después de una alabanza rápida, (danzas Qom) con emoción contenida. Cuando me di cuenta de que los “chiretes” (niños qom) me tiraban de la ropa para hablarme al oído.

Estaba por encima de los árboles, viendo el monte que emergía de entre la densa naturaleza, reconstruyendo mentalmente cómo será esta ciudad en su futuro momento de esplendor.

Por la ciudad de Miraflores se suele pasar de puntillas, en ocasiones simplemente como escala obligada. Sin ser una ciudad hermosa, vale la pena dedicar algunas horas a recorrer parajes que se divide en dos partes: la dedicada a la artesanía en palo santo hecha por la familia Qom (los Leiva), y la de comida, mucho más interesante por la exquisita carne de chivo y sus puestos de verduras de olor embriagador, los dulces de mamón, tunas y la rica miel de panal que empalaga.

Una amable cocinera retrata la actitud de los miraflorences. En la avenida principal, acceso a la ciudad, doña Juana estaba en su pequeño local haciendo torta a la parrilla. Me animó a que me uniera a ella, a que aprendiera a amasar y dar forma a las tortas asadas a la parrilla que preparan con harina y grasa. Me explicó que ella ya tenía el peso en la mano, al agarrar cada bolita de masa calibraba si le sobraba y, en tal caso, daba un pequeño pellizco para devolver el sobrante a la mesa donde amasa sin cesar.

El primer paso: mojarme un poco las manos, fue fácil. El intento de darle a la masa la forma adecuada mediante un rápido palmeo acabó, en dos ocasiones, con la masa por el suelo, y en una tercera con la torta resbalando por mi antebrazo. Tras la divertida experiencia dejé que me orientara otro tipo de música, la del acordeón que algunas tardes suena en la plaza tocando la Chacarera del monte, con la gente local alrededor de los músicos.

Preguntando, pude saber que la artesanía local esta puesta en el mercado de Buenos Aires gracias a hijos de originarios que trabajan en la capital. El IDACH (Instituto del Aborigen Chaqueño) no tiene ninguna política pública para comercializar en gran escala la artesanía. Es a primera hora cuando mejor se puede disfrutar y regatear cestos, bolsos y carteras de chaguar y esa hamaca que siempre hemos querido colgar en la terraza de casa.

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