Panorama Político Chaqueño
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Calles inundadas ante la mínima lluvia: el problema sin resolver de Resistencia

Capitanich, Martínez y Peppo tampoco pudieron resolver hasta el momento la gran problemática de los desagües pluviales de Resistencia. (Dibujo:NOVA)

No es la primera vez que desde esta columna se trata la preocupante situación que vive Resistencia cada vez que llueve. Pasan las distintas gestiones y el problema nunca es resuelto por la falta de políticas estructurales a largo plazo que le pongan un punto final a la cuestión. Nuevamente la capital chaqueña se vio colapsada por el anegamiento de calles e inundaciones que fueron las protagonistas, no sólo en las tradicionales zonas céntricas, sino también en los barrios periféricos.

A pesar de la buena gestión que viene desarrollando Jorge Capitanich, con la ejecución de más de 20 kilómetros de nuevos conductos de desagües pluviales, el escurrimiento continúa siendo la piedra en el zapato de cada uno de los intendentes que ocupan el cargo.

La masiva ola de pavimento urbano habilitada en los últimos tres años, también provocó que históricas zonas que no sufrían acumulación de agua ahora se vean totalmente desbordas ante la mínima lluvia caída. Ésto, sin dudas, genera un malestar en la comunidad que a pesar de todo sigue pensando que el ex gobernador es la cabeza de una de las mejores, si no es la mejor, gestiones al frente del municipio capitalino.

La realidad es que “Coqui”, recibió una verdadera “pesada herencia” por parte de nacional Aída Ayala, quien durante años sólo se dedicó a atender las demandas del centro, olvidándose de los barrios. Ni siquiera ésto permitió que en 12 años la actual diputada nacional pueda resolver, aunque sea en parte, la problemática de las históricas zonas del centro que se convierten en lagunas

Ni hablar de la postergación de las demás zonas de la ciudad que en 16 años de gestión radical no fueron beneficiados con ninguna obra de infraestructura pública, siendo sólo algunos pocos los afortunados que lograban tener sus calles enripiadas para tener buena accesibilidad.

Pero volviendo a la actualidad hay algo que tampoco se debe dejar pasar y, es la falta de acompañamiento y trabajo conjunto entre protagonistas importantes en la realidad de Resistencia, como los son el intendente, el presidente del Concejo Municipal y el mismísimo gobernador de la provincia, quien en campaña se comprometió a colaborar en transformación de la ciudad.

Por un lado tenemos a un Gustavo Martínez que montó prácticamente un distrito paralelo que no termina de solucionar ningún problema, poniendo muchas veces trabas a distintos funcionarios municipales que intentan resolver cuestiones de servicios y obras para los vecinos.

En vez de sumar los esfuerzos del famoso Equipo Hábitat, el “gustavismo” se corta solo y se pierde coordinando un trabajo que debería ser unificado, dado que la única prioridad debería ser la comunidad, no el interés político personal. Ni hablar del tratamiento de herramientas legislativas para la buena gobernabilidad y ejecución de obras que, siempre se ven dilatadas de acuerdo a la agenda de conveniencia de algunos dirigentes políticos que nunca dejan de lado sus aspiraciones proselitistas dejando de lado la calidad de vida de los vecinos.

Por último, la cereza del postre es la precaria gestión provincial que por la aguda crisis financiera nacional en la que se ve inmersa no puede cumplir con sus promesas de campaña y sólo afloja a cuenta gotas fondos para poder mejorar la infraestructura pública en cualquier municipio del Chaco.

Lo más probable es que el año próximo se comience a abrir el grifo teniendo en cuenta las urgencias electorales, dejando bien en claro que el 2018 fue un año en el que se ahorraron recursos para dilapidarlo con acciones proselitistas que sean redituables en las urnas.

Lo que sí, hay que rezar a todos los dioses posibles para que la temporada de lluvias que se aproxima no ahoga las aspiraciones de muchos de estos personajes que si bien todavía no hicieron públicas sus aspiraciones electorales que podrían terminar con el agua hasta el cuello, como si estuvieran caminando un día de lluvia en la intersección de avenida 25 de Mayo y Echeverría.

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