El hecho se produjo en 2014, tuvo una Cámara Gesell varios años después y sólo ahora avanzó.

Nuñez lamentó que la detención se dio después que la prensa diera trascendencia al caso. Contó detalles de cómo diferentes personas y organismos intervinieron para lograr la detención, especialmente después de que se ofreciera una recompensa de 500 mil pesos.

“Él se entregó. Se sintió acorralado. Siempre las recompensas juegan un papel muy importante”, consideró.

Nuñez contó detalles del largo pesar del niño que fue víctima del abuso, quien está hace tres años internado y hace pocos meses le extirparon los intestinos por no poder reconstruírselos. “Ahora no come, ahora necesita una mega intervención para reemplazárselo por un sistema plástico”, lamentó.

“El Japo no estaba escondido en una casa, nosotros recibimos el dato que trabajaba como remisero”, sostuvo.

También relató cómo nadie en salud pública detectó el abuso

Y cómo la familia de la víctima le tiene miedo también al hijo del supuesto violador, quien habría sido obligado a participar del aberrante hecho.

Nuñez concluyó que a El Japo le correspondería, si se pueden comprobar los dichos en Cámara Gesell, una pena de no menos de entre 8 y 14 años.