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Sin soluciones a problemas añejos

Transitar por Resistencia es una carrera con obstáculos muy peligrosos

Reservado para "mi"... Por falta o sobra de lugares en estacionamientos públicos, los "vivos" utilizan los espacios reservados (Foto: NOVA)

No sólo las calles, sino también las veredas, parterres y estacionamientos privados son un escollo para los ciudadanos de Resistencia que ya se han acostumbrado a convivir con las transgresiones y violaciones a las normas de tránsito por parte de los mismos habitantes de nuestra ciudad.

Nadie sabe explicar porqué no se aplica un proyecto o un ensayo práctico para intentar salir de esta caótica situación, ya que los controles no son suficientes. Para colmo somos analfabetos viales y muy pocos solidarios para conducir o dirigirnos por la vía pública en vehículos o como peatones.

Desde el Sindicato de Trabajadores municipales, su líder Jacinto Sampayo, no se cansa de reclamar mayor presupuesto para equipar a la Dirección de Tránsito: no tienen vehículos, no tienen equipos de comunicación, no tienen grúas, etc. Pero también es cierto que los inspectores recorren la ciudad, viendo pasar a su lado motociclistas sin cascos o conductores ignorando semáforos en rojo y no toman intervención.

De igual manera, la permisividad que se da a los conductores de vehículos que hablan o utilizan el teléfono celular mientras van conduciendo, un acto prohibido y duramente castigado en los países más serios en seguridad vial, que en caso de reincidencia se le puede retirar definitivamente el carnet de conducir.

En dichos países, son faltas graves: conducir alcoholizado, drogado, en contramano, corriendo "picadas", de forma temeraria o superando los límites de velocidad, negarse a someterse a un control de alcoholemia, transportar en el vehículo un 50 por ciento más de pasajeros de los autorizados para el vehículo en cuestión y, para los conductores profesionales, conducir más horas de la cuenta o descansar menos de las establecidas legalmente.

Como se podrá apreciar, todas estas faltas son muy comunes en nuestra ciudad. Por lo cotidiano o naturalizado, se estaría convirtiendo en una costumbre popular.

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