Opinión
Opinión

¿Qué sabe Capitanich de la pobreza de nuestro Chaco?

Hugo Maldonado.

Por Hugo Maldonado (*)

Cuando el gobierno nacional se había impuesto en la agenda pública hablar solamente de los fondos buitres, del canje de la deuda y la ley de abastecimiento, fue sorprendido por Jorge Capitanich, diciendo -sin inmutarse- que la Argentina “prácticamente ha erradicado los niveles de indigencia y hambre”.

Fue en la Cámara de Diputados de la Nación donde el jefe de Gabinete desconcertó al país anunciando el fin de la pobreza. Y esa sobreactuación tan ridícula del relato oficial, obligó a una mirada nacional sobre la situación en el Chaco, y sobre tantas promesas incumplidas de su gestión ministerial.

Como vocero tan desgastado del gobierno nacional hoy se dice en todas partes que Capitanich es de los pocos políticos que ha sido más devaluado que el peso moneda nacional. Y eso no es motivo para alegrarnos.

Pero a los chaqueños nos importa más saber por qué Capitanich no cumplió con su mandato de solidaridad y ayuda a los más pobres y en especial con los pueblos originarios de nuestro Chaco.

Nos importa saber que la pobreza creció en el Chaco durante estos años y que seguimos siendo una Provincia postergada, según todos los indicadores económicos y sociales.

Desde 2007 el índice barrial de precios que elabora el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (IPB) indica un claro aumento de la pobreza y la indigencia: al 30 de junio de este año el 40,3 % de los chaqueños estaban bajo la línea de pobreza, es decir, componen familias tipo de cuatro miembros que subsisten con menos de $5.670 mensuales. Y hay un 17,2 % bajo la línea de indigencia, que viven con menos de $2.497 por mes.

Los índices de pobreza e indigencia dejaron de publicarse en 2012 y los de desempleo están distorsionados por el empleo precario y el volumen de los planes asistenciales. Por eso Capitanich nos mintió sin avergonzarse sobre la desocupación en el Chaco, que ha dicho es casi inexistente.

El jefe de Gabinete ahora vive todo el tiempo en Buenos Aires, en uno de los barrios más acomodados, ignorando la realidad de los chaqueños.

Capitanich se ha negado, en su última visita a la Cámara de Diputados, a discutir sobre los modos de medir la pobreza y sobre sus componentes estructurales o de coyuntura, a contramano de lo que reconocen la mayoría de las organizaciones sociales.

Por eso, sus afirmaciones sobre el fin de la pobreza han desconcertado a tanta gente, incluso a dirigentes del peronismo y especialmente a los que siguen vinculados a los movimientos sociales.

Como le mandó decir una mujer que vive en La Rubita: “Le diría que venga al barrio, que baje hasta acá y nos diga en la cara que no hay pobreza en el Chaco”. Más allá de las palabras cuentan la realidad y los hechos de cada día. Capitanich debió trabajar para que el Chaco gane en equidad y para equilibrar las desigualdades regionales y sociales, pero no lo hizo.

Un ejemplo muy claro es que en la provincia de Buenos Aires se destinan de $5 a $ 6,30 por las raciones de cada alumno en los comedores escolares. Mientras en el Chaco, las raciones de desayuno o merienda son de $1,75 por alumno y sólo se invierten $2,75 en el almuerzo.

Empecemos por ayudar en la primera infancia para ofrecerles una alimentación saludable a nuestros niños, para nutrir mejor a sus familias y comenzar a resolver el problema de la pobreza, que sigue creciendo entre nosotros.

Pese al discurso oficial, las imágenes de nuestra gente sin agua, ni gas, ni cloacas, en medio del mayor hacinamiento, que ha ganado espacio en los medios nacionales, vuelven a golpear nuestras conciencias y a reclamarnos a cada uno de nosotros un lugar en la lucha para erradicar la pobreza y la indigencia de nuestro Chaco.

(*) Diputado nacional UCR-Chaco.

Lectores: 414

Envianos tu comentario