En declaraciones radiales el jefe de Gabinete dejó entrever que Bacileff llamó a elecciones por adelantado para cortarse solo en busca de nuevos destinos políticos.

Sus palabras textuales fueron “puede ser un justificativo tomar una decisión de esta naturaleza (por el decreto 1470) porque cree que no pertenece a este proyecto y pertenece a otro alternativo para 2015, que puede suceder”.

Y acentuó: “Cada uno está en su legítimo derecho de hacerlo, el que se quiere ir con Massa, con Macri o con quien quiera, lo puede hacer. Lo que tienen que decir claramente es: no pertenezco más a este proyecto y juego en otro lugar”.

La exigencia de Capitanich, dirigida a un Bacileff que hasta el momento no blanqueó las negociaciones con el Frente Renovador, fue acompañada por una nueva recomendación orgánica: “Este tipo de decisiones como la oportunidad de la convocatoria a elecciones debe tener una consulta previa con la Presidenta de la Nación”.

Es justamente lo que “Chiyo” se negó a hacer al decretar el llamado a las elecciones PASO para el 8 de marzo en un plan que dejó a la dirigencia política del Chaco en off side por el acortamiento intempestivo de los tiempos para cerrar alianzas y definir candidaturas.

El operativo retorno

Con su decisión de anticipar los comicios primarios Bacileff puso en aprietos a Capitanich y logró lo inesperado: el operativo retorno de Coqui al timón chaqueño para devolverle organicidad a un peronismo que se desmadraba. En estado deliberativo, el PJ espera que el gobernador de licencia reasuma para poner fin a la incertidumbre.

El problema es que al menos hasta hoy Capitanich no tiene claro cuál será la opción más apropiada para mantener al justicialismo y sus aliados unidos de cara a una elección general complicada por el crecimiento de la principal adversaria del oficialimo provincial, Aída Ayala.

Entre las alternativas que baraja Capitanich aparece la de impulsar la candidatura de Eduardo Aguilar a la Gobernación, con la expectativa de que el hoy senador nacional gane el año que viene y le ceda la banca en la Cámara alta de la Nación.

Pero Aguilar no mide como Domingo Peppo, un dirigente que creció en soledad durante los once meses de la gestión Chiyo y que logró concentrar el apoyo de la gran mayoría de los dirigentes y jefes territoriales del PJ. Coqui podría negociar con Peppo y respaldarlo en detrimento de Aguilar, pero eso le cerraría las puertas en el Senado.

El camino a seguir sería entonces intercambio de roles: Peppo candidato a gobernador, Aguilar continuando en el Senado y Capitanich como aspirante a la intendencia capitalina para contrapesar con su apellido el efecto arrastre de Aída Ayala en la capital, como candidata a gobernadora por la UCR.

En ese caso, el principal perjudicado sería Gustavo Martínez, quien viene esperando su chance de coronar en la jefatura comunal resistenciana hace varios años y podría hacer su propio juego con las bases territoriales que lo sostienen en los barrios más populosos del departamento San Fernando.

Demasiadas cartas y pocas chances de conciliar con todos son las que tiene Capitanich sobre la mesa. Tantas que hasta puede que termine decantándose por una solución pragmática: la candidatura de su hermano Daniel a la Gobernación para contentar al gustavismo (y a los intendentes que lo respaldan), con la esperanza de ejercer el poder desde las sombras.